XV: Hermoso caos

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Adriel

Me doy cuenta de lo mucho que me gusta Thalía cuando siento los latidos de mi corazón intensificándose al saber que iré a verla, después de no haber dormido casi anoche después de lo bien que la pasamos en el club; yo aprovechando cada momento para robarle besitos en las mejillas que quiero, con muchas ganas, poder darle en los labios y haberme pasado todo el día pensando en ella y esperando a que llegara la noche para poder verla.

—Podría apostar que saldrás con una chica —dice mi padre, cuando me lo encuentro al salir de mi habitación y él está saliendo de la suya dos antes que la mía, quien me mira con interés mientras voy acercándome a él.

— ¿Cómo lo sabes? —pregunto.

Mi padre sonríe, acercándose a mí y me doy cuenta que tengo el cuello de la camiseta mal cuando él lo acomoda en su lugar.

Lo que me haces Berkeley, pensé.

—Vas a salir con una chica y por lo que puedo notar, esa te gusta más que cualquier otra con la cual llegaste a salir antes —aseguró, acomodándome el cabello revuelto—. Anoche te escuché llegar a casa tarareando una canción que decía en palabras claras: me tienes en tus manos —sonrío, sabiendo que mi padre no miente—, y ahora te veo saliendo de tu habitación, vistiendo tus mejores pintas, te has echado medio frasco de perfume y tienes esa sonrisa en los labios. Me recuerda un poco a cuando conocí a tu madre y enloquecí por ella desde el primer momento que la vi.

Un gesto nostálgico y melancólico se dibuja en el rostro de mi padre. Si algo estoy seguro aunque se volvió a enamorar de Lucia es que mi padre amó mucho a mamá y que ella siempre tendrá su lugarcito en su corazón por haber sido su primer amor. Como tengo la confianza de hablar de esas cosas con él no le oculto lo que además, a él ya le ha parecido muy evidente.

—Has tenido mucha razón al decir que me gusta más que ninguna otra y es la verdad —le confieso, sin borrar mi sonrisa—. Probablemente no sea la más bella con la cual me haya topado en mi vida, pero si la única que me ha hecho sentir como late un corazón cuando una chica te gusta de verdad. Me gusta tanto, en tan poco tiempo que sé que puedo llegar a enamorarme y lejos de asustarme, todo lo que quiero es que suceda. Algo me dice que encontré la indicada, que vale la pena sentirlo todo por una chica como ella.

Siento la mano de mi padre en mi nuca, donde me dio un ligero apretoncito.

—El amor es un sentimiento maravilloso, poder sentirlo por alguien es un gran privilegio, hijo. —Asiento estando de acuerdo con él—. ¿Ella se siente de la misma forma que tú?

Relamo mi labio, asintiendo.

—Sí, también me dijo que le gusto, papá. —Mi padre solo me sonríe—. Ahora debo irme. No quiero hacerla esperar, además, me muero por verla.

—Ve hijo, y una vez más ten cuidado con esa motocicleta, Adriel —me pide, siempre preocupado aunque me consintió regalándomela en mi último cumpleaños—. Eres lo más valioso y grande que tengo en ese mundo; te amo más de lo que me puedo llegar a amar a mí mismo, hijo si te sucede algo yo me muero. Por favor, prudencia.

Lo abrazo dándole dos besos a mi padre en cada mejilla. Sé que aunque no me gustó mucho la idea de que prácticamente me obligara a trabajar en sus empresas y me enojé porque eso me quitó tiempo para salir con mis amigos y puso en mí otras obligaciones aparte de la universidad, no fue más que para enseñarme el hecho de aprender a ganarme las cosas por mí mismo como me dijo por poco que me agrade. No dudo de lo mucho que me ama. Siempre ha sido un padre ejemplar el cual no cambiaría por ningún otro.

—Te amo papá, y te prometo que siempre trataré de ir prudente en la moto.

Él asintió, me dio dos besos a mí esta vez y luego me dejó marchar con, Thalía.

Entre Cada Latido, Tú. ( SAI, Libro 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora