Epilogo

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Ashley

Cuando le había contado a mi madre sobre mudarme a vivir con el amor de mi vida, como lleva haciéndolo Thalía desde hace más de un año por ejemplo, ella no fue que le agradara mucho, pero sabía que solo ahí, con él ya podía ser completamente feliz y si algo tiene Aurora Leister es que le importa la felicidad de sus hijas más que nada en el mundo, además de que confía en Maximus y sabe que no va a darme más que felicidad.

—En mis tiempos las mujeres nos íbamos a vivir con nuestras parejas cuando nos casábamos pero supongo que estamos en otros tiempos y ahora... las cosas son distintas, toca adaptarnos y aceptar —me había dicho aquel día—. Por otro lado, hija, aunque yo no pueda dejar de verte como mi bebita, ya eres una nena grande libre de tomar sus propias decisiones. Lo único que puedo hacer en este caso es darte la bendición y decirte que me va a costar mucho trabajo despertar cada día y no verte bajar por esos escalones o darte el beso de buenas noche—. Para el momento en el cual ella emitió esa última frase, mi madre ya lloraba, yo me acerqué a ella abrazándola y besándola. A mí también me haría mucha falta, pero al menos no me iría tan lejos como, Carolina y de eso la convencí entre besos y palabras dulces de una hija que ama a su madre más que nada en el mundo, que se sentía orgullosísima de haber salido de su vientre.

Desde entonces, han trascurrido dos semanas desde que me mudé a vivir con él y han sido los días más maravillosos de mi existencia, he estado en un sueño completamente del cual sin duda alguna no quiero despertar nunca. Ha sido hermoso no solo porque hemos estado haciéndonos el amor sin parar y cada día me hacía descubrir sensaciones distintas, sino porque el simple hecho de despertar al lado de alguien que amas con todas tus fuerzas es en sí, maravilloso.

Me despierto con unas caricias y unos besos. Rio al tiempo que me estremezco, cada día me ha despertado de la misma manera y no hay manera más hermosa sin duda.

—Buenos días a mi preciosa bella durmiente. —Me vuelvo, cogiéndolo por el cuello, abriendo los labios en un bostezo. Él ríe mientras deja caer un beso sobre mi mejilla.

—Buenos días, griego. —Acerco mi mano a su frente, alejándole mechones de cabellos que le caen cubriéndole casi los ojos, lo tiene muy largo—. Creo que alguien necesita un corte de pelo —susurro, besa mi brazo, mucho, desde mi muñeca hasta mi hombro y mis labios, sacándome risas.

—De hecho pienso ir hoy, antes de que tengamos que partir hacia Italia, por supuesto.

Sí, el viaje a Italia para darle la sorpresa a mi hermana es justo en unas horas. Nos iremos en el avión privado de mi padrastro y yo solo estoy muy ansiosa por ver a mi hermana y a mi sobrina. Si algo es realmente duro es estar alejado de la persona que quieres. El semestre oficialmente ha terminado y aunque debo esperar un poco más para ver mis notas, estoy segura que he salido muy bien, porque sí, podré ser de las que aún deja para hacer los trabajos para último momento pero eso no quiere decir que no me esfuerce porque lo hago y bastante.

—Me muero por ver a mi hermana y a mi sobrina, pero también por conocer Italia. Carolina ha dicho que es un sitio bellísimo.

—Es una ciudad hermosa, tiene razón, fui una sola vez de viaje con Bryn. Pero te aseguro que no es más hermosa que Grecia —dice, defendiendo su lugar de nacimiento, supongo que es normal defender el sitio donde se le abrió los ojos al mundo.

—Algún día también me gustaría conocer, Grecia.

— ¿Sí? —pregunta, con una ceja arqueada.

Acaricio su cabello.

—Por supuesto, me gustaría conocer el lugar de nacimiento del amor de mi vida, así ya que conoceré Italia podré decir cuál de las dos ciudades es más hermosa.

Entre Cada Latido, Tú. ( SAI, Libro 5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora