Capítulo 3

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Por qué unos ojos tan ordinarios le parecían el paraíso, era como estar entre el cielo y el mar azul

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Por qué unos ojos tan ordinarios le parecían el paraíso, era como estar entre el cielo y el mar azul. Y luego estaba ese aroma a vainilla y a pastel glaseado que era como vivir en las mismísimas nubes.

Recordaba a aquella joven más pequeña, cuando años atrás visitaba esa misma mansión solo para ver a una mujer frívola. Nunca le había prestado atención, y solo la veía como a una niña malcriada hija de un papá rico. Pero ahora viéndola tan cerca, mirando sus profundos ojos y aspirando ese dulce aroma, su opinión cambiaba.

-Endulza con tu aliento el aire libre y deja que tu voz llena de música diga la dicha de este dulce encuentro - dijo Leo casi rozando los labios de Kate, casi -. Romeo y Julieta... segundo acto...

-... Sexta escena - terminaron los dos al unísono. Kate sintió su corazón latir fuertemente al escuchar las palabras citadas de Leo, siempre había querido que le recitaran fragmentos de sus novelas favoritas, y que él lo hiciera era como una esperanza a su corazón.

Pero no podía ser tan ilusa, ella no creía que le pudiera gustar a Leo. Sin más se alejó de él y puso una expresión neutra en su rostro, no le haría saber que el hecho de haber citado una escena de Shakespeare la había afectado. Se mantendría firme hasta saber las verdaderas intenciones de Leonardo.

-No sabía que era un hombre de memorizar escenas de novelas para recitarlas en los oídos de las damas - dijo Kate seriamente pero sin llegar a ser grosera.

Leo la miró alzando las cejas con una expresión divertida. No esperó esa respuesta por parte de ella, siempre que decía palabras románticas para endulzar a alguna dama, funcionaba, ¿por qué con Katherine no?

-Debería decir que sí, pero no me avergüenza declarar que soy amante de la lectura romántica como lo es la bellísima tragedia de Romeo y Julieta - respondió Leo dejando algo sorprendida a Kate.

-¿Y qué hace aquí, milord? - Leo frunció el ceño - Digo, en el jardín.

-Su padre dijo que podía tomar un poco de aire y disfrutar de la vista mientras él y la Sra. Lilith resuelven algo.

-Entiendo.

-¿Y usted a quien perseguía desesperadamente corriendo por todo el jardín.

-Mi perita Amy se me escapó, y no me gusta que salga en la noche - respondió

-¿Teme que algún libertino se aproveche de ella? - Kate lo miró algo indignada, supo reconocer la doble intención en sus palabras.

-Por supuesto que no, milord. En todo caso, ella sabrá cómo defenderse de ese granuja aprovechado - respondió ella y Leo sonrió de medio lado, ciertamente tenía que admitir que Katherine Debinham estaba resultando todo lo contrario a lo que imaginaba.

-Estoy seguro de ello, señorita Katherine. Y debo confesarle que me agrada más que me llame por mi nombre a que tenga que decirme milord.

-¿Acaso no es así como debo dirigirme a usted?

No querias lastimarme (Saga #3 Amores Encadenados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora