Capítulo treinta

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Chris miraba triste su desayuno, no tenía apetito pero sabía que Santiago no lo dejaría  volver a la cama sin haber comido un poco.

—Príncipe—el castaño dirigió su mirada hasta la pequeña niña que estaba en los brazos de su amigo—. Príncipe.

Christopher se levantó de la mesa y cargó a la pequeña niña.

—Hola Oli—le sonrio y Santiago se fue a preparar el desayuno para su niña, Christopher ayudo a su pequeña amiga a subirse a la silla y jugo con ella.

—¿Vas a contarme lo que pasó?

—Tal vez mi novio me fue infiel—Santiago lo miró—. Ella estaba con su camisa y él estaba dormido en la cama.

—¿Él es tu alma gemela?

—Si—Chris suspiró triste.

—Lo mejor es que hables con él además ¿ella no era la loca que quería volver a acostarse con tu novio?

El castaño asintió, comenzó a desayunar junto a Olivia.  Santiago los observaba feliz, Chris era parte de su pequeña familia, lo había conocido gracias a su difunta esposa. Ella era vecina de los Vélez, su esposa había formado una amistad con el menor de los Vélez.

Años después se conocieron y Christopher era el príncipe de Olivia. Su pequeña hija tenía un crush con el ecuatoriano y eso no le molestaba, Christopher era lo que esperaba para un muy futuro novio de su hija.

—¿Príncipe triste?—los ojos mieles se posaron en los ojos celestes de la pequeña Olivia.

El ecuatoriano asintió y Olivia hizo un pequeño puchero. No le gustaba ver a su príncipe triste, bajo de su silla y tomo la mano del castaño. Lo guio hasta su cuarto, busco en su baúl de juguetes y saco un pequeño corazón de peluche.

—¿Corazón?—Olivia asintió y se fue sin darle una explicación al castaño. Santiago los miro desde el marco de la puerta, observo la cara confundida de su amigo.

—Ella te va a prestar su corazón feliz hasta que el tuyo deje de estar triste.

—¿Cómo..?

—Es mi hija Chris además me lo dio cuando extraño a Elizabeth—el castaño asintió—. ¿Te llevamos a tu casa?

Christopher volvió a asentir y antes de poder preguntar, el pelinegro lo interrumpió—. Le avisé a tus papás que estas aquí y prometi llevarte antes del mediodía.

—Gracias por eso—el pelinegro le sonrió y ambos salieron del cuarto, fueron en busca de Olivia y salieron del departamento del ojiazul.

Olivia tomo la mano de Chris y sonrió, su príncipe era muy bonito. El castaño se detuvo de repente al ver a la persona parada frente a ellos.

—¿Chris?

—¿Lu? ¿Qué haces aquí?

—¡Luuu!—Olivia soltó la mano del castaño y corrió a abrazar a la hermana de Zabdiel.

—Hola Oli, ¿estás lista?—la pequeña pelinegra asintió. Santiago camino hasta la castaña y beso su mejilla.

—Olvide que ibas a venir por Oli, lo siento.

—Esta bien Santi, vamos a ir al parque un rato y luego la traigo a casa—el pelinegro asintió y se acercó hasta su hija, beso su frente y le pidió que se comportara.

Ambas mujeres se fueron y Christopher aún no entendía que estaba pasando.

—Ella es mi alma gemela—el ecuatoriano abrió la boca sorprendido, ¿acaso eso era posible?

—¿Eso es posible?

—También me soprendi al principio Chris—caminaron y subieron al auto del mayor—. Lu es una chica muy buena y es linda también, me asusté y hui de ella—río avergonzado—. Luego de unos días nos juntamos a beber algo y nuestra relación fue avanzando.

—¿Podemos tener otra alma gemela?—Santiago se encogió de hombros.

—Mi primera alma gemela esta muerta Chris, deje de ver colores el día que Elizabeth murió y cuando apareció Lu en mi vida volvió a tener color.

—Es extraño—murmuró el ecuatoriano—. ¿Ya conoces a su familia?

—Voy a conocerlos mañana, ¿por qué?

—Zabdiel, mi alma gemela es su hermano—Santiago se sorprendió.

—Me parece que la vida nos quiere unir nuevamente—Chris sonrió ante lo dicho por el pelinegro. Santiago estacionó frente a la casa de los Vélez.

—Gracias Santi, te debo una.

—No fue nada Chris, ¿quién es el chico que esta parado en la entrada de tu casa?—el castaño volteó y observo al rubio esperándolo.

—¿Zabdiel?

—¿Ese es Zabdiel?—Christopher asintió y se bajó del auto, camino hasta el boricua y éste mantuvo su distancia.

—¿Qué haces aquí Zabdiel?

—No paso nada Chris, solo recuerdo ir a la habitación de Alexia porque me dolía horrible ma cabeza.

—¿Tengo que creerte?—el ecuatoriano se cruzó de brazos.

—Solo quiero que me escuches, luego me voy—Christopher asintió y Zabdiel carraspeo—. Como te decía, recuerdo caer en la cama y dormirme, nose en que momento llego Sofía y armo todo eso.

—¿Es todo?—el rubio asintió—. Nos vemos Zabdiel.

—Gracias por escucharme Chris—el castaño asintio y detuvo al rubio.

—Esto te pertenece—le entrego la pulsera.

—Chris... esto no es necesario.. solo necesitas unos días para pensar.

—Ya tuve un día para pensarlo Zabdiel y llegué a la conclusión de que esto ya no puede avanzar más.

—Amor...—el rubio sintió los brazos de Christopher rodearle el cuello, colocó sus manos en la cintura del castaño.

—Te amo Zabdi pero no quiero que nuestra relación se vuelva tóxica.

—Pero amor.. el tiempo.

—Aún tenemos unos meses para disfrutar de los colores.

—También te amo bebé—se separon un poco y Zabdiel junto sus labios con los del contrario formando un beso cargado de sentimientos. Christopher se separo del rubio y le dio la espalda.

—Adiós Zab.

—Adiós Chris—el boricua comenzó a caminar lejos del castaño, quiso voltear y volver pero sabía que no debía. Chris merecía ser feliz y esperaba en lo más profundo de su corazón que su pequeño lo fuera aunque no sea con él.

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Espero que les guste ❤

¿Entonces Tú...?Where stories live. Discover now