XIV.

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Una enorme nube de polvo cubría todo el lugar no dejando ver nada. El techo parecía a punto de caerse en escombros por todas las fisuras que tenia. Alguna que otra columna se vino abajo con el último impacto.

La nube siguió su curso dejando que la luz de la Luna ilumine levemente el lugar mostrando algún resultado.

Naruto se encontraba boca abajo, inconsciente, en el frío suelo. Sus párpados se encontraban cerrados. La sangre salía sin detenerse de la herida en su lado izquierdo, allí donde anteriormente poseía un brazo. Moriría sino recibía algún tratamiento.

Decenas de metros alejado del hechicero había otra persona, o lo que quedaba de ella.

Sukuna estaba acostado en un charco de sangre, boca arriba, con sus párpados cerrados. Sus brazos y piernas habían desaparecido. El sujeto solo poseía su torso, cabeza, y cintura.

Sus párpados se abrieron dejando ver una mirada repleta de diversión. Una sonrisa comenzó a crecer en su rostro.

- Jajajaja-

Lo que empezó como una leve risa se convirtió en una carcajada que resonó en aquel silencioso lugar.

- JAJAJAJAJAJA ¡Bastardo! ¡Casi me matas!-

Las heridas en su cuerpo se regeneraron rápidamente sin dejar ningún rastro de ellas.

Sukuna se levanto del suelo estirando sus músculos. Su atención se enfoco en mover sus nuevos brazos y piernas.

- Pensé que moría-

El Rey de las Maldiciones camino lentamente hasta llegar con el humano.

De todos los hechiceros y maldiciones a los que se había enfrentado en estos 1000 años, aquel humano era de los más fuertes.

- Eres fuerte, estate orgulloso- exclamo Sukuna-. Sería una lástima que mueras aquí sin haber llegado a tu máximo potencial-

Con aquellas palabras, Sukuna acerco su mano derecha tocando la espalda del chico. La energía maldita no se hizo esperar, y rápidamente, el brazo izquierdo de Naruto se regenero como si nada.

 La energía maldita no se hizo esperar, y rápidamente, el brazo izquierdo de Naruto se regenero como si nada

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Megumi Fushiguro se encontraba arrodillado en el suelo, tomando un poco de aire. Aquel enemigo frente suyo era algo molesto.

- En toda la historia de la técnica de las diez sombras... no ha habido nadie que haya podido exorcizar a esta maldición- mencionó Fushiguro con sus puños hacía el frente.

- ¡Alto!- pidió su enemigo desesperado dándose cuenta de la intención del pelinegro.

- ¡¡Con este tesoro, yo te invoco...!! ¡General Divino de las Ocho Hojas Diferentes del Sila: Demonio Mahoraga!-

Los lobos aullaron, y una sombra se formo detrás de Fushiguro.

El pelinegro alzo su mirada viendo a su enemigo.

Hechicero. Where stories live. Discover now