05. Una mentira en la verdad

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De pronto había pasado alrededor de media hora y ya había probado todas las frutas

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De pronto había pasado alrededor de media hora y ya había probado todas las frutas.

Reyth se levantó y habló:

—Seguro las frutas no llenan a nadie, vayamos a robarnos bocadillos de la fiesta —sonrió maliciosamente y me ofreció la mano para que me levantara. Yo la acepté y ambos salimos del jardincito.

Caminamos de regreso a la amplia sala por la que había entrado y tras cruzar varias puertas y salones llegamos a uno en el que había una larga barra de comida y unas cuantas personas.

Reyth caminó hacia la barra, tomó dos platos redondos y luego me ofreció uno.

—Ven, es barra libre así que puedes tomar lo que quieras —dijo y comenzó a caminar mientras se servía diversas cosas en el plato. Yo lo observé con curiosidad y repetí sus movimientos, sirviéndome lo mismo que él pero en porciones más pequeñas.

Y así fue, al final mi plato tenía varias cosas, tenía un sándwich partido por la mitad con una esferita verde clavada en un palillo, un pan tostado con champiñones encima, una brocheta con algún tipo de carne y una especie de galleta con malvavisco en la superficie.

Comida que jamás en mi vida había visto y mucho menos probado.

—Regresemos al jardín, no me gusta convivir con esta gente —dijo mientras con un palillo señalaba discretamente a las personas que se encontraban a nuestro alrededor.

Pues tenemos eso en común.

Asentí con la cabeza y comenzamos a caminar de vuelta.

—Y bien, Katherine —dijo mientras abría la puerta—. ¿Cómo es que tus padres no saben que estás aquí? —preguntó con un tono curioso.

Me detuve en seco, pensando rápidamente que respuesta ofrecerle antes de que mi boca actuará más rápido y dijera algo que me condenara.

—Mi mamá nunca está en casa —murmuré vagamente, mi mirada estaba fija en un punto inespecífico del piso y mis pensamientos comenzaron a brotar.

—Oh —hizo una mueca de disgusto, tal vez de incomodidad—. ¿Y tu padre? —cuestionó con un leve tono de arrepentimiento, como si supiera que no era buena idea preguntar eso.

Mi padre.

Él...

—Está... muerto, él está muerto —mi cuerpo volvió a reaccionar, me puse firme y atravesé la puerta del jardín caminando de nuevo por la estrecha vía de piedras.

Ahora el que se quedó inmóvil fue Reyth, no escuché sus pasos detrás de mí hasta unos segundos después junto con el sonido de su voz.

—Lo lamento, en serio, yo no debí preguntar —titubeó al hablar, sonó muy apenado. Así que me giré y sonreí.

Los WinsclerkWhere stories live. Discover now