No hay planes perfectos

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Leopoldo me dijo que el amor puede ser traicionero y incluso embaucador. Él me hizo reflexionar sobre los peligros del amor. Suspiré profundo y tuve ganas de hablar con Raquel. Lo hice y ella me mostró otro punto de vista.

—Amigo, perdiste mucho tiempo tratando de conquistar a Eclipsa —dijo la pelirroja mientras se limaba las uñas—. Ahora que conoces la verdad, perdiste tu confianza, y Jey arrojó tus sentimientos a un bote de basura.

—Nadie quiere sentirse excluído o poco atractivo —respondí.

—¿Poco atractivo? —cuestionó ella en voz baja—. No lo he visto como hombre y ahora me da un poquito de curiosidad.

—Yo también quiero verlo —dije con la voz entrecortada.

—¿Para qué quieres verlo? —exclamó Leo.

—Perdón, me expresé mal —gruñí—. Quiero enfrentar a Jey y quiero que ustedes me ayuden.

—¿Acaso tienes un plan? —preguntó el rubio.

—No... —respondí con vergüenza.

—Yo sí tengo un plan —susurró Raquel—. Vayamos a su casa ahora.

—¿Y que le diremos cuando nos vea de pie frente a su casa?

—Le diremos que está invitado a tu cumpleaños —dijo la pelirroja.

—¿Mi cumpleaños? —respondí —. Si mi cumpleaños fue el mes de junio y ahora estamos en octubre.

—¿Acaso le quieres poner veneno en su pastel? —dijo Leopoldo en un tono risible.

—¡Ay, cállate tarado! —chilló Raquel y lo miró con una mirada inquisitiva.

En ese momento un ruido los hizo callar. Raquel miró su reloj pulsera electrónico y dijo que tenía que ir al correo a enviar una encomienda.

—¿Te vas? 

—Amor, tengo que enviar un paquete con tres látigos de cuero para la provincia de Chaco, no tardo.

—¡Ja! Ahora me dices amor... —dijo el rubio y puso sus ojos en blanco.

Los látigos salieron de su escondite y los envolvió en plástico de burbujas.

—Bueno, pero puedes terminar de contar tu supuesto plan —. Leopoldo hizo énfasis en la palabra plan.

—Ustedes vayan a la casa y diganle que este sábado haremos una fiestita.

—¿Donde la haremos? —pregunté.

—En tu casa, obviamente que va a ser en tu casa ya que vives solo... —gritó la pelirroja antes de irse.

Leopoldo muy serio se acercó a mi escritorio.

—Vladimir —dijo decidido—, si no me dices la verdad, voy a tener que dejar de hablarte.

BALADA DE OBOE  (𝙽𝚘𝚟𝚎𝚕𝚊 𝚝𝚛𝚊𝚜𝚑) Where stories live. Discover now