006

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006: imposible

Sorprendentemente estaba de buen humor, entre feliz a la clase de geografía esperando a que el profesor entrara como todos los demás días.

Golpeaba repetidas veces mi banca con mi pie hasta que el profesor entró llamando la atención de todos.

Por primera vez, me puse al tanto de que tipo de ropa estaba usando. Camino recto sin antes darme una sonrisa hasta su escritorio donde dejo su maleta en la silla y el se recargó en el escritorio con sus manos recargadas en la superficie plana.

Ligeras luces rojas prendieron en mi cabeza al verlo tan atractivo, finalmente mi cerebro comenzaba a procesar el porque la mitad de la escuela está atrás de él contando algunas maestras.

Su cabello estaba amarrado en un chongo con algunos mechones rebeldes en frente, traía una camisa blanca que al estar en esa posición el botón de arriba estaba perfectamente abierto y unos pantalones negros ajustados.

Baje mi cabeza en el intento de esconder mi sonrisa al verlo con el cabello amarrado, eso es nuevo y se ve jodidamente bien.

Hojeé mi libro siguiendo las instrucciones que había dicho para después sacar mi cuaderno.

Tome una inspiración comenzando a copiar el tema esperando que no sea tan largo como el último. Podía jurar que en algún momento mi mano se desprendería de mi muñeca, sin exagerar.

Bufé cuando mis ganas de escribir se fueron y mis dedos comenzaban a doler ¿es necesario escribir tanto?

Recargue mi barbilla en mi mano izquierda dando golpes en la hoja con mi pluma.

Subí la mirada viendo al profesor calificar algo, ladee mi cabeza preguntándome porque no lo había visto tan atractivo antes, aunque si somos honestos difícilmente lo veía a la cara.

No se cuanto tiempo he estado en esta posición viéndolo sin reaccionar hasta que el levantó su mirada en mi dirección inmediatamente quite mi mirada bajándola a mi cuaderno jurando que la sangre subía a mi rostro.

Me golpeé mentalmente comenzando a escribir de nuevo, mirando de reojo al profesor viéndolo como en esos microsegundos sonreía.

Apreté mis labios tratando de deshacer las increíbles ganas de volver a verlo.

Agite mis manos cuando la clase ya había acabado me levante de mi asiento tomando mis cosas.

La mano de Payton hizo que me detuviera, hizo una seña para que me quedara lo cual hice caso.

Cuando los últimos chicos estaban por salir tome mi mochila y cosas para luego caminar hacia el y por alguna razón me sentía nerviosa.

—Felicidades—fruncí mi ceño—. Mejoraste bastante, si sigues así en definitiva pasarás el año—sonreí saltando internamente—. Por eso te tengo unas sorpresa—mi cara se contrajo de nuevo.

Me puse de puntitas cuando comenzó a buscar algo en su maleta y yo no podía ver ya que su espalda me tapaba completamente.

—Cierra los ojos—apreté mis labios dudándolo.

—¿Me va a raptar?—solté con una risa nerviosa.

—Si lo quieres, lo hago—sonreí cerrando mis ojos, comencé a dudar sobre todo esto. Stacey está atrás mío desde que ella me dio su amenaza, es capaz de hacer o decir algo para que me separé de él.

Estúpido si me preguntan. Porque solo es mi profesor y yo soy su alumna. Es imposible que estemos juntos.

Ahora me comienzo a preguntar porque no existen chicos así de mi edad.

—Ábrelos—hablo disipando mis pensamientos en menos de un segundo.

Abrí mis ojos emocionada encontrándome con varias cosas en sus manos, una enorme sonrisa se formó en mi al ver que eran pinturas, libretas, entre otras cosas para pintar.

—Estoy rompiendo algo que tú madre te prohibió pero si somos justos es algo..cruel que te castiguen tantas cosas. Solo guárdalos bien—sonreí al punto de querer saltar, tímidamente tome las cosas guardándolas en mi mochila.

Me estaba preparando mentalmente para decirle algo y salir pero mi emoción era más fuerte.

Pegue un chillido dándole un abrazo con un salto ya que el es más alto.

—Muchas gracias, de verdad. Te lo pagare, lo prometo—el negó con la cabeza recibiendo mi abrazo.

—Es un regaló por mejorar no me tienes que pagar nada—mi sonrisa se ensanchó más y mi corazón di un vuelco.

Pero todo eso se rompió cuando escuché el timbre, quejándome internamente me solté de el corriendo a la salida. Se me hacía tarde.

—¡Muchas gracias!—oí como una carcajada brotó de el antes de salir.

lessons, payton moormeier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora