Tim Kobayashi es un joven chef que quiere ser el mejor. Sin embargo, su sueño se ve más lejano cuando lo despiden del restaurante donde trabaja y tiene que conformarse con con dar clases de cocina. Su suerte parece cambiar de repente cuando entra a un importante concurso de cocina, sin saber que allí revivirán rivalidades, viejos amores, traumas de la secundaria y más.
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¿Listos para degustar una receta diferente? Si la respuesta es sí, entonces prepárate; toma un recipiente, utensilios, y mezcla a un despedido chef asiático con una mujer americana casi divorciada, añadiéndole también muchas chispas de humor a una trama refrescante y tan fascinante que no puedes parar de leer.
¿El resultado de esta fórmula? Amor y Wasabi, una historia original que se desarrolla en el año 2007, y que es narrada desde el punto de vista de ambos personajes principales.
Tim Kobayashi es un hombre atractivo, callado, y no le gusta socializar. Es un excelente chef gracias a que su madre ya fallecida le infundió amor por las artes culinarias. Ella le dejó todos sus ahorros, y con ellos pudo cumplir su sueño de graduarse de la mejor escuela de cocina de Los Ángeles.
En primer lugar, vemos como Tim es despedido del restaurante en donde trabaja como chef. Su ánimo está por los suelos, y no es para menos, porque él siente que su gran talento no es apreciado y que le falló a su madre. Pero entonces entra en escena su mejor amiga, Amanda, quien le da la idea a Tim de que imparta clases de cocina ahora que se quedó sin trabajo. Y la primera en inscribirse es Debra Schultz, la también protagonista de esta historia.
Debra y Tim comienzan su aventura culinaria en el departamento de este último, pero también, en ese ambiente de recetas, creaciones, y degustaciones... se va amasando una atracción mutua.
Cada personaje tiene sus propios conflictos internos, y a medida que vas leyendo, ves la evolución de cada uno de ellos y la lección de superación que dejan, consiguiendo mantener el interés por sus vidas en todo momento mientras lees.
Por ejemplo, en un punto de la historia, Tim decide participar en la conocida competencia de cocina llamada America 's Pro Chef. Las escenas dentro de la misma, ¡hacen que te muerdas las uñas! Porque es como si en realidad estuvieras ahí en el estudio con él, sintiendo toda esa ansiedad y adrenalina. Experimentando la fuerte presión y la exigente perfección que requieren cada uno de los complicados platos y de los retos impuestos por los implacables jueces del concurso. Para una persona como él, que se siente incómodo siendo el centro de atención, participar en dicho concurso supone un reto personal, y nosotros mientras leemos lo acompañamos con interés.
Además, sus exquisitos platillos hacen la boca agua y sin duda que iría a comer a su restaurante.
Debra, por su parte, es un desastre en la cocina, pero las clases con Tim la ayudan, la motivan y hacen que tenga esperanzas. Unas que perdió y se apagaron por la vida marital con un exmarido tan cínico que no hacía más que hundir su autoestima y con ello, tener sobrepeso e inseguridades. Su evolución interior y exterior es también de admirar. El traje color vino, el maquillaje, el enfrentamiento con Marlon, y el retomar el patinaje sobre hielo, son algunos cambios que confirman su metamorfosis.
Ese intercambio de clases de cocina y de patinaje entre esta pareja y como su silenciosa atracción fue poco a poco tomando forma, son escenas que como en una rica tarta, abrillantan la historia para un acabado dulce sin ser para nada empalagoso.
Amanda también es un personaje que no puede olvidarse fácilmente, y todo por su burbujeante energía, humor, y brutal sinceridad. Ella incorpora un sazón muy condimentado y peculiar a la historia. Es resuelta, independiente, y va a casarse pronto con su novio Quentin. Su relación de amistad con Tim es de mucho tiempo y con una sólida confianza. Brindo con vino por amistades así que están contigo en las buenas y malas en la vida real. Sin Amanda, Tim estaría perdido, y sin Amanda y sus folletos publicitarios, Debra tampoco habría conocido a Tim Kobayashi.
Como en muchas historias, siempre está el infame antagonista y en esta no es la excepción. Naoko Ishimura, es también una chef, y añade el toque amargo a la trama. Ella es hermosa, elegante, calculadora, y le hará la vida de cuadritos a Tim dentro y fuera de la competencia.
Finalmente, debo dar una mención especial a Kate, la hija de ocho años de Debra por su madurez e hilarante ingenio, unos ingredientes bien agregados que también resaltan gratamente en la lectura.
En conclusión, me encantó leer algo así de diferente, una obra cinco estrellas Michelín por su calidad y creatividad. Amor y Wasabi fue una lectura corta, excelente, exquisita, dinámica, y con todos los ingredientes ideales para enamorarte, hacerte suspirar, y reír.
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