Al terminar de leer esta pequeña historia —pequeña por corta, jamás por calidad—, la única calificación que se me viene a la mente es la de obra maestra.
Narrada de un modo tan particular como especial, se nos presenta una realidad que por desgracia la mayoría de las veces consideramos poco natural, o tal vez incluso incómoda.
Relatada por una persona no binaria, Kudellino mostrándonos un mundo que muchas veces rechazamos, Inau nos muestra directamente sus sentimientos, los motivos por los que llegó a enamorarse de dos personas opuestas y complementarias. Demostrándonos que en el amor no tiene que existir una etiqueta, y que si es puro y verdadero, puede traspasar todas las fronteras.
Los personajes que aparecen en ella se salen por completo de los estereotipos que podemos encontrar en cualquier novela, no son perfectos en ningún sentido: físicamente no son los más atractivos, e interiormente se nos muestran con multitud de defectos —comenzando por nuestro protagonista y la intolerancia que muestra desde el comienzo con los demás debido a las burlas que recibió durante toda su vida—, pero se complementan entre ellos de forma explosiva.
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La historia está narrada con gran pulcritud, convirtiéndola —como ya he dicho antes— en una verdadera obra maestra, que considero todos deberíamos de leer en algún momento. Con unos personajes muy reales, apartados de cualquier estereotipo, una trama que engancha, y un final inesperado.
Mi más sincera enhorabuena al autor, que supo transmitirnos a la perfección la situación de Inau, sus sentimientos y esa relación de tres tan humana, dejándonos claro que las etiquetas no marcan los sentimientos.
