Vayu jamás descansa. No le importa cuánto tiempo pase ni cuántas veces tenga que volver a buscarla. Él sabe que tarde o temprano llegará el día en que sus corazones volverán a encontrarse...
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‹‹Sumida en el más profundo de los sueños la etérea Tuuli sigue reposando. La cruel venganza de Wayra sobre la inocente alma de la princesa acaeció. Por su afecto hacia el más joven de la prole de los monarcas fue castigada. Sus inigualables dones por toda la faz de la Tierra fueron dispersados. Cada iridiscente fragmento de su exquisita esencia debe ser hallado. Ni uno solo de ellos ha de faltar o la sublime señora no podrá despertar. En el interior de siete terrenales doncellas una parte de su ser yace oculta. Unidas a los vientos en perfecta sincronía las damas elegidas danzarán. Cuando el adagio nupcial sea completado, el céfiro celestial al reino volverá. La prolongada y torturante espera del incansable Vayu llegará a su final...››
Sí que disfruté de esta historia corta inspirada en el elemento viento, un mundo fantástico que me hizo flotar como si fuera una bolsa desamparada. Aquí encontramos un mundo nuevo, con señores y señoras del aire que viven encima de la Tierra, en Briesvinden. Actualmente hay dos monarcas que lo gobiernan: Álaster, el rey, y Caelis, la reina, una pareja bondadosa que vive en el Palacio Anular. Pero ellos pronto deberán darle el trono a su hijo mayor, el príncipe Wayra. El problema es que necesitará una esposa y estas oportunamente parecen haberse acabado. Los reyes se ven obligados a recurrir al Céfiro Celestial, el amo absoluto de los aires en la Vía Láctea, para pedirle su ayuda. Él acepta con una condición: deberán darle algo a cambio. Al ser un ser supremo que se rige por la igualdad, para entregarles un ente femenino que pudiera convertirse en la princesa que tanto desean, la reina Caelis deberá sacrificarse, vida por vida, mujer por mujer.
Y así se hizo, nació Tuuli, una joven hermosa creada por varios objetos intangibles, sentimientos puros y otras cosas que sobrepasan, por mucho, la forma en la que son creadas las Chicas Súperpoderosas. Pero la trama se complica. No quiero lanzar spoilers, solo diré que la boda entre ellos no llega a realizarse. Entonces, empieza una lucha por el amor. Estas criaturas windureñas saben amar como pingüinos. Solo les hace falta ver a los ojos a esa persona para saber que es su otra mitad, el amor de su vida, la lechuga de su emparedado, la tapa de su botella, el papel de su baño, la Rachel de su Ross, etcétera. Y si tu vida con esa persona se pone en riesgo, harás lo imposible para recuperarla, aun si no hay oportunidad de conseguirlo, lucharás y lucharás, hasta que la casa de ladrillos del cerdito botarás.
Esta historia corta viene con una enseñanza, o con varias, dependiendo de qué tan mal estés como humano y, sobre todo, viene con un regalo: la esperanza del amor. Creo que tendría mucho más valor si fuéramos entes eólicos, pero tan solo somos humanos despreocupados que se acuestan con una y ni la llaman. Luego por qué los llamamos pendejos...
En fin, 'El etéreo adagio de las siete doncellas' es una novela cortita que flota con pasión y nos cuida con sus ventiscas y vientos refrescantes. Encontrarás fantasía, romance, palabras cultas, palabras nuevas, nombres geniales para tus futuros hijos o mascotas, si es que eres de los que no consiguen mucha acción, además de la cualidad más escasa: nunca darse por vencido.
Cuenta con seis capítulos bien cargados con todo, más que suficientes para hacerte pasar un buen momento. Es que esta escritora tiene una forma de narrar poética y tan detallada, que mejor usas una libreta para que vayas anotando sobre aquel mundo de fantasía del aire. Y esto fue todo de mi parte, hasta la próxima.
