Capítulo 3

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Frente a él había un chico de cabellos albinos con ojos violetas y unos girasoles formando un ramo y dijo:

- Hola, Inglaterra – Una sonrisa curvo sus labios y le entregó las flores, El rubio acepto las flores y le hizo un gesto para que pasara y tras de él se cerró la puerta.

- supe de tu accidente, y quise venir a verte…ah y por favor no pienses que vengo a hacerte daño –

-“Muchas gracias por las flores, pero ¿Quién eres?” – Escribió en la pizarra como comenzaba a hacerlo desde el poco tiempo que tenía observando todo a su alrededor, el chico de cabellos albinos se sorprendió y le dijo:

- Al parecer lo que dicen por ahí es cierto, ya no puedes hablar, es una pena, me gustaba mucho tu voz… Soy Rusia, un viejo amigo tuyo, y tampoco recuerdas nada…supongo que mi deber como tu amigo es ayudarte a recordar algunas cosas – Dijo con una sonrisa que permanecía intacta en sus labios.

- “No sabría cómo agradecerte por todo esto…” –

- Oh, no hay de que, dijo tocándole el hombro con cariño...veamos. ¡Ah!, aquí hay algo útil dijo sacando un libro que tenía una portada gruesa y de color azul oscuro, y con un papel blanco con letras negras decía “Álbum”

Inglaterra lo tomo y se lo llevo su habitación, dejó que Rusia entrara ya que era su visita, estaba sentado en la cama mientras pasaba páginas y sintió como Rusia se sentaba tras de él y se inclinaba hacia adelante, muy cerca der Arthur y decía en una voz baja.

- En verdad no te pareces a tus hermanos…aunque sigues siendo muy atractivo, incluso mucho más que ellos –

Esto causo una exaltación en Arthur y un leve sonrojo pinto sus mejillas de color rosa mientras disimulaba y pasaba de página.

- Te contaré algo sobre América…tu siempre le odiaste, al menos eso veíamos nosotros, pero en realidad estabas ocultando el hecho de que estabas enamorado de él, cuando finalmente se confesaron ambos, comenzaron a salir, tiempo después tuviste el accidente y llegaste a tu estado actual. – Inglaterra pensó por unos minutos, por eso era que Alfred le había acompañado todo el periodo de recuperación en el hospital, o al menos eso era lo que él había pensado al verlo apenas despertó, y por eso también se había estado todo el camino preocupándose de él y cuidándole…

De repente el ruido de la tetera sonó interrumpiendo los pensamientos de Arthur – Esta listo el té – volvió a decir levantándose y caminando tranquilamente a la cocina, Arthur le siguió y le ayudo a preparar las cosas para comer dulces y tomar té.

Habían tomado casi la mayoría de la taza en pleno silencia, hasta que Rusia dijo:

- ¿Te gusto? –

-“Si” – Asintió y acostumbrado dijo la afirmación, silenciosamente América había entrado por la puerta y había visto lo siguiente:

Rusia se había parado y acercado a la cara de Inglaterra, le lamió una mejilla donde tenía un poco de mermelada en la mejilla muy cerca del labio, y saboreo lo que le quedaba en la boca, al ver la perturbada reacción de Inglaterra le dio sus motivos.

- Tenías un poco de mermelada y es mejor no desperdiciar –

De repente el campo visual de Inglaterra fue cubierto por algo, una chaqueta, sentía el olor de quien la habituaba a usar y ahí estaba presente el olor de América, no dijo nada, y simplemente escucho que Rusia dijo:

- ¿No tienes suficiente de esto?, eres muy egoísta, él te crio en los parajes cálidos, te abrazo y arropo cuanto tuviste frio, en cambio, ahí junto a mí no había nadie que hiciera eso… y tu menosprecias todo esto…como si pensaras que él estuviera siempre para ti ahí, entonces quiero aclararte algo, él no es uno de tus juguetes a los que puedes dejar en paz, y si vas a dejar ir esa calidez…- se paró, y raramente se sacó la bufanda que le recorría siempre el cuello0, y esta vez envolvió su cuello y el de Inglaterra y volvió a hablar – ¿Me la puedo quedar yo?

- América sorprendido por aquella declaración de guerra en el amor de Rusia, jamás pensó que alguien como él estuviese de tras de Arthur, siendo así el carácter del rubio…su forma de ser, según él, no congeniaba con la del peliblanco.

Rusia rio antes de levantarse de la mesa y decir en voz alta – Al parecer se nos acabó el tiempo Arthur, pero te prometo que pronto nos encontraremos otra vez, solos, un gusto merendar contigo – Dijo antes de cerrar la puerta tras él y marcharse dejándole a Inglaterra su bufanda, Alfred le sacó la chaqueta a Arthur de la cabeza y le miro, tenía un rostro lleno de confusión y sorpresa.

- Necesito que me digas todo lo que te dijo Rusia – le dijo entregándole la pizarra y el plumón, Arthur sin aun entender le escribió exactamente todo lo que le había dicho acerca de él y sí mismo.

- Dime por favor que no le creíste –

- “Eso es algo que yo tengo que decidir, no te corresponde poner palabras en mi boca” – escribió como siempre y en su rostro estaba una expresión de enojo, él tenía derecho a elegir a quien creerle, y que creer

- Porque derrepent5e eres tan…diferente conmigo…eres muy cruel –

- “porque no me gusta que por el hecho de haber tenido un accidente me trates como si fuese un niño, no sabes nada de mí, ni de mi dolor, así que desearía que me dejaras en paz” –

- Tú y yo sabemos que lo que dices es porque estás enojado, pero en realidad no te sientes así, que simplemente intentas herirme para que me marche de una vez y te deje pensar en paz, pero conociendo tu personalidad, malinterpretarías todo –

-“Para serte sincero…quiero morir…” –

- ¿Cómo? –

- “Desearía estar muerto, se me fue quitado un don, y ahora que soy, si no inútil, que a una nación le quiten la voz, es como un escritor sin ideas, esto no es vida “

- ¿A-a que te refieres? – pregunto temiendo, meintras un millon de posibles respuestas cruzaban por su mente.

Silencer. (UsUk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora