Capítulo 10

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Las investigaciones de Arthur habían sido puestas en espera, pues Alfred no hacía nada más que solo observarlo y andar vigilándolo todo el día, pero oportunamente se presento la bella oportunidad para Arthur, esa tarde, Francis, Matthew y Alfred tenían un importante debate al cual asistir, este ya había sido programado unas semanas antes, y era de vital importancia, por su parte, Inglaterra había decidió abstenerse de ir y presenciar tal debate, pues consideraba una ironía asistir cuando el ya no podía decir nada, además, para el era una total hipocresía ir y discutir las cosas como personas "civilizadas" que decían ser, por su puesto que estaba en contra de todo esto si cuando hablan tienen ganas de golpear en la cara al receptor de su mensaje, algo que Arthur odiaba era que le mintieran, pero el era una retorcida serpiente mentirosa.


Estaba tranquilamente sentado en el sillón mirando la televisión, bueno, al menos aparentando que lo hacía, pues en realidad tenía el placer de estar escuchando una conversación ajena en la cocina, su traje estaba hecho un desastre de lo desordenado que estaba, escuchó a un acelerado América que bajaba la escalera rápida y descuidadamente.


Cruzaron sus miradas fugazmente, una mirada azulina se había encontrado con unos ojos de serpiente verdes e indiferentes, rápidamente se dirigió a la cocina donde estaban los demás, luego de un par de minutos de preparación, ellos salieron  de la cocina, el primero en acercarse a Arthur fue Alfred, se paro en frente del televisor, llamando la atención del británico.


- Oye...Arthur, nosotros ya nos vamos al debate, ¿seguro que no quieres ir? - Preguntando aún con una pizca de esperanza de que este aceptara ir con ellos, este solo negó con la cabeza y se quedó mirándole atentamente, América suspiro, y le dijo - Bueno, entonces nosotros ya nos vamos, cuídate y no hagas barbaridades - dijo antes de depositar un beso fugaz en su mejilla antes de irse junto a los demás.


Arthur se aseguró de que ellos ya hubieran estado lo bastante lejos, se dirigió rápidamente a el segundo piso, específicamente a su habitación y abrió un cofre pequeño, ahí encontró un manojo de llaves antiguo y salió de la habitación.


Aquella casa era demasiado grande y antigua, y no había tenido el tiempo para si quiera subir al tercer piso, tenía las leves sospechas de que América estaba ocultando muchas cosas de el, el hecho que jamás le dejara subir era sospechoso, miró las llaves con resignación, eran demasiadas y no tenían una marca o algo que indicara o que al menos le diera una pequeña pista de donde podría ser, intentó con la primera llave, y no tuvo éxito, intento con la segunda y nada, así paso hasta llegar a la séptima, la puerta se abrió dejándole mirar el contenido.


era una puerta hacia el tercer piso, el tapiz de las murallas de esa habitación era distinto a las demás, estaba gastado pero a la vez bien conservado, todo en aquella habitación se veía más conservador, subió las escaleras de metal pintado de negro hacia el ahora desconocido tercer piso. 


Era un pasillo enorme con puertas y ventanas cerradas con cortinas de seda blanca muy bien cuidadas, abrió la primera puerta luego de varios intentos, y memorizó la llave, todas y  cada una de las llaves tenía un diseño diferente. Al entrar en la habitación se vio obligado a encender la luz, pues como ya era tarde el sol casi se había escondido por completo, luego de presionar el switch se percató de lo grande del lugar que tenía enfrente, era una biblioteca, y al final de las estanterías ubicadas en la derecha e izquierda que dejaban un espacio en medio.


Había una silla antigua con bordados dorados y tapiz rojo carmesí, junto a la silla había una pequeña mesa de madera de roble barnizada y sobre ella reposaba un bordado a medio terminar, se acercó más para poder examinar más meticulosamente los objetos sobre la mesa, a demás de el bordado había una pequeña daga de plata con unos diamantes incrustados en el mango, el filo de la daga estaba manchada con sangre, y otra mancha de sangre seca interrumpía el blanco de la tela del bordado.


Arthur tomó ambas cosas y las guardó en un bolso de cuero que había encontrado en su habitación unos días atrás, luego de echar un vistazo rápido al resto de la habitación salió y abrió la siguiente puerta, encendió la luz encontrándose con lo que parecía ser un estudio, había un escritorio frente a una ventana, se acercó a el escritorio donde habían papeles desordenados, arrugados, rotos, manchados con tinta y sucios, también había un diario de cuero rojo bastante grueso con hojas gastadas y amarillas al igual que la portada. No se dio el tiempo para leerlo y lo guardó en su bolso, tenía pensado examinar todo cuando tuviese bastantes cosas por analizar.


Le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, sentía una extraña sensación en esa habitación, le invadía una tristeza profunda y sin motivo, sentía como si se hubiesen derramado muchas lágrimas en aquel lugar, y lo peor de todo, es que sentía que esas lagrimas, llantos y gritos que había presenciado aquella habitación eran de el. Rápidamente salió de la habitación cerrándola con llave al salir.


La próxima habitación tenía una aura más alegre y menos misteriosa que las demás, era solo una habitación con instrumentos musicales en ella, en el centro había un gran piano de cola negro, paso su delgado dedo índice sobre la tapa, al mirarse el dedo se encontró con una marca de polvo, no le tomó más importancia y terminó de examinar el cuarto, nada sobre natural, violines, cellos, guitarras, ect. todo era normal excepto un cuadro de una mujer, la mujer sonreía con lágrimas en sus ojos, mientras sostenía en su regazo el cuerpo de su amante.


 Saltó del susto al recibir un mensaje en su celular, era de Alfred, se maldijo a si mismo por asustarse tan fácilmente y lo leyó, decía que estaban en el receso y que les faltaban cerca de dos horas para poder retirarse. Ignoró el mensaje completamente y siguió su investigación, la siguiente puerta tenía un aspecto más deteriorado, sin siquiera entrar ya sentía una sensación rara, se le encogió el corazón, introdujo la llave y la giró suavemente, puso su mano temblorosa en el pomo y lo giró con el alma en un hilo, estaba frente a una oscura habitación que no querría recordar.

Silencer. (UsUk)Where stories live. Discover now