☾ 007

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La furia se podía notar es su ojo violeta, la vena en su cuello parecía estallar, no había palabra alguna sobre lo que escucho, ¿acaso Jungkook fue quien dejó en silla de ruedas a su abuelo?

─Amor, nos vamos. Anda por tus cosas y las mías, al parecer no nos quedaremos más. ─su voz sonó demasiado decidida, lo entendía Jimin.

Ni siquiera Jimin dudó en ir arriba tomando las maletas de ambos. El chófer las metió y Jungkook salió serio de aquella mansión. Tan sólo un par de horas ahí y el pequeño Omega se enteró de tantas cosas, pero lo único que no lo tranquilizaba era el «no toques a mi Omega» unas simples palabras hicieron estremecer su cuerpo.

Hubo un silencio durante todo el camino, no podía ni ver al Alfa por las gafas y mascarilla que cubría otra vez su rostro. Su olor amargo se expandía por todo el auto. Evitó preguntas, evitó siquiera respirar y que le dijera algo, le tenía miedo después de eso, mucho más de lo que podían imaginar.

Al llegar otra vez a Seúl, bajaron entrando al lujoso hotel. Jungkook tomó su mano entrelazando ambas, bajo las miradas de todos los que pasaban por ahí. Jimin sentía un poco de vergüenza por los rumores que se esparcían entre ellos; estaba seguro de que mañana él saldría en las noticias.

Y por supuesto que sí pues había un paparazzi tomando fotografías.

Subieron a su apartamento, Jungkook no dijo nada y subió a su habitación, escuchando el cerrar tan fuerte de la puerta que fue inevitable pensar sobre su enfado.
Jimin ni siquiera sabía qué pasó exactamente, ese viejo lo quería lejos del alfa y pensar que se miraba buena persona.

Estaba desquiciado, como pudo siquiera pensar que Jimin aceptaría ese dinero, además lo más extraño para el Omega fue que otra Omega sí aceptó el dinero. Sea quien sea ella debió ser la razón por la cual el Alfa llegó molesto aquella noche que casi lo mata a él, ¿aún le afectaba?, De seguro que si.

Al día siguiente Jimin despertó temprano, «su alfa» no había salido en todo el día de su habitación ni siquiera salió a cenar, cosa que preocupó al rubio.
Hoy preparo una rica ensalada de frutas con leche de banana que le gusta a su jefe, comía estos los domingos según entendía Jimin.

Se supone que sería su día libre, pero pues las cosas cambiaron de un día para otro. Ahora era el prometido de alfa más rico de Seúl, pronto se casaría y le daría cachorros. Ese tema de los cachorros aún era un tema que le daba escalofríos al pobre Jimin. Es virgen y Jeon sería el primero en tocar su cuerpo, bueno es un decir, ya que hace dos años atrás en una fiesta se emborrachó como nunca y dejó que alguien lo manoseara sin ninguna vergüenza, no hubo besos y no llegó a más, pero alguien más lo tocó.

Suspira rascando su nuca, hoy iría a ver a su mejor amigo y contarle todo lo que estaba pasando, menos lo de los golpes, eso sí que evitaría el tema. Se alistó con la nueva ropa que el Alfa le compró. Una camisa blanca de seda, unos ajustados pantalones y su chaqueta de cuero Louis Vuitton y estaba listo.

Ni siquiera parecía el Jimin de hace unos días.

Camino hasta la habitación del Alfa, parecía que no había nadie ahí, aun así con todas sus manos temblorosas tocó la puerta.

─Señor... digo Jungkook, el desayuno está listo. ─Le grita, pero no recibe respuesta.─ Hoy saldré, iré a ver a mi mejor amigo, es domingo y quiero verlo ¿está bien?

Tampoco hubo respuesta alguna. Suspira derrotado. Temía que si se iba se enfadara con él. Con la última alternativa tocó la puerta, nada otra vez, la abrió lentamente notando que todo estaba oscuro, un cuerpo grande estaba acostado sobre la gran cama boca abajo.

─¿Jungkook, estás bien?

Nada, otra vez. Entró acercándose a él notando que había botellas de alcohol por todas partes, se había embriagado, parecía su cosa favorita siempre que se molestaba, apestaba mucho alcohol.

𝗦𝗖𝗔𝗥 ꀈ𝗸.𝗺Where stories live. Discover now