╰✯┋Capítulo 30┋

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Shannon permaneció pasmado en su lugar, mirando a Ellie terminar de curar a sus amigos

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Shannon permaneció pasmado en su lugar, mirando a Ellie terminar de curar a sus amigos.

—Ellie en serio eres tú.

Pero el chico le dirigió una sonrisa amarga.

—Ahora soy una estigia, como entenderás mi deber es terminar con los apóstoles. Si continúas con ellos tendremos que enfrentarnos tarde o temprano.

—No, Ellie. Confía en mí y te aseguro que todo estará bien, no tienes idea de cuánto deseé poder verte, aun cuando sabía que era imposible... ahora que estás aquí no me digas que es inevitable pelear.

Shannon tomó su mano y los ojos de la estigia se abrieron de más.

—Es hora de volver —dijo y se levantó—. Nos volveremos a encontrar, Shannon, asegúrate de mantenerte a salvo hasta entonces.

Y ante su vista, desapareció y pronto todo quedó en silencio nuevamente.

Anais cayó cerca de su lado, sacándolo de sus pensamientos. La mujer se movió por instinto para esquivar el martillo de Elizabeth.

—¿Qué ha sucedido? —cuestionó al mirar recuperados a los chicos.

Elizabeth también frenó al mirar que se encontraban recuperados. Relajó su cuerpo y simplemente se marchó.

Anais se dirigió a Nicholas a corroborar que era real y frenó en cuanto el chico se movió y comenzó a abrir los ojos.

Nicholas se inclinó confundido, auxiliado por la mujer. Llevó una mano a su cabeza y miró a su alrededor. Cuando recordó lo sucedido llevó las manos a su pecho que continuaba lleno de sangre, pero al tocar sintió como solo quedaban cicatrices.

—¿Cómo es que estoy vivo? Acaso Elizabeth...

Shannon negó antes de que continuara, dándole a entender que la chica no lo había salvado. Sin embargo, no sabía cómo explicarles que su hermano, ahora una estigia, era quien los curó.

—Podría ser que tu cuerpo absorbió energía del resto para sanar, como una especie de defensa para que no murieras —conjeturó Anais—. Aunque eso no explicaría cómo es que Damien también ha sanado.

—¿Y los demás?

Anais negó.

—No sé nada sobre Clear, Abdiel o Lawrence.

Los rostros de los chicos ensombrecieron.

..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..

Kain y Rose se encontraban en los baños públicos de un bar. La chica lavaba su herida frente al espejo mientras el otro la esperaba apoyado en la pared de brazos cruzados.

—Apresúrate que no tenemos todo el día.

—No puedo salir así —chilló al borde del llanto— la herida es demasiado grande, me veo horrible.

—Desde luego, pero incluso si no la tuvieras lucirías horrible, ahora vámonos.

La sacó casi arrastrando, en contra de sus protestas.

—¿Por qué tanta prisa? ¿A dónde vamos?

—Clear tiene una sorpresa para nosotros.

—¿Qué pasa con todos ustedes? Lowell primero con la prostituta y ahora con el medio humano, Jay con su sirviente y tú con la niña. En verdad no sé qué pasa por sus cabezas.

—La prostituta y el sirviente ya no están, pero mis planes con la ilusionista son mejores.

Rose lo miró escéptica. Ató su cabello y comenzó a caminar a su lado.

—De acuerdo ¿cuál es el plan?

—Regresaremos por la balanza. Entramos, lo capturamos, asesinamos a quien interfiera y nos marchamos.

—Vaya plan más elaborado —Rose puso los ojos en blanco—. No tenemos autorización para un asalto por ahora. Hablaba del plan con la niña apóstol.

—No te quiero arruinar la sorpresa.

Antes de cruzar la puerta del establecimiento un par de hombres les detuvo de su cometido al lanzar comentarios obscenos a Rose. Incluso uno tuvo el descaro de tocarla.

Decenas de lanzas de hielo brotaron del suelo incrustando a la mayoría de las personas en el bar. El resto gritaba alterado ante la cruda escena.

Kain creía que la gente se veía mejor cuando estaba muerta. En los ojos de los muertos no había ni vida ni tristeza, solo un inusual silencio.

—Podía encargarme yo sola —refunfuñó Rose pateando el cadáver de uno de los hombres.

—No molestes —soltó Kain con una risita—. Arruinas mi buen humor.

..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..

Se acercaron lentamente, escuchando el crujir de las ramas y las hojas secas ante sus pisadas, solo la Luna iluminaba el camino. Rose se detuvo cuando contempló frente a ellos a Clear dentro de una burbuja traslúcida.

—¿Qué has hecho?

—Tuve que encerrarla en la Cúpula de Cristal para que no interfiriera nadie —explicó sin alterar su expresión.

La chica abrazaba sus rodillas en el piso, sin importarle manchar su pulcro vestido blanco que caía como una flor en el piso. Lloraba sin importarle la presencia de los otros dos.

La burbuja comenzó a agrietarse y se partió en miles de pequeños fragmentos que se esparcieron.

—Levántate —ordenó Kain autoritario.

Pero Clear se mantuvo en la misma posición, sollozando.

Rose se acercó y le extendió una mano para revisarla, fijó sus ojos claros en los de Clear tratando de darle confianza, pero la chica negó.

—Parece ser que la transición fue exitosa —habló Caleb que recién llegaba—. Su cuerpo no tuvo ningún problema en aceptar la sangre.

—Espera... —Rose tuvo que retroceder al entender lo que pasaba—. Estás diciendo que...

Se volvió hacia su hermano, quien asintió con una sonrisa.

—Ya escuchaste —Kain se dirigió de nuevo a la chica— levántate, ahora eres uno de nosotros.

Donde los ángeles temen pisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora