╰✯┋Capítulo 39┋

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Anais había encontrado a Nicholas y se mantenía suprimiendo la atadura de Kain para lograr liberarlo

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Anais había encontrado a Nicholas y se mantenía suprimiendo la atadura de Kain para lograr liberarlo. El caos anterior los había separado de las estigias, pero también de Damien y Lowell.

Cuando la supresora logró liberarlo una sonrisa de alivio se dibujó en sus labios. En ese momento necesitaban toda la ayuda posible.

Mientras, Shannon intentaba despertar a Lawrence, que había quedado inconsciente luego de usar su poder tras protegerlos una vez que la barrera de Damien había colapsado.

Una furia en su interior era imposible de ignorar al sospechar que el mismo creador era aquella estigia a la cual estuvo buscando tanto tiempo, la misma que había asesinado a sus padres.

Las llamas que todavía quedaban llamaron su atención, era como ver la escena de aquel día, como si un trauma en su interior siguiera vivo.

Un dolor agudo atravesó su pecho tan inmensamente que jadeó, sujetando su pecho.

Por su mente cruzó el recuerdo de Ellie. Deseaba tanto encontrarlo. Deseaba tanto salvarlo.

Unos pasos se escucharon y la silueta de Eira se visualizó. Avanzó sin titubeos hasta él a punto de sujetar a Lawrence.

—¡Basta, no lo toques! —Se preparó para atacar, pero pronto fue recibido por las cadenas de Eira.

Anais corrió a ayudarlo, pero en cambio fue recibida por un golpe del arma de Jay.

—Espero que no le moleste que su oponente sea yo. Incluso Nico puede divertirme.

—Tú —pronunció con desprecio, recordando como había engañado a todos al fingir ser un apóstol—. Te borraré esa sonrisa del rostro.

Con una seña le indicó a Nicholas que ayudara a Shannon, pero el chico dudó si ella sola podría contra Jay y prefirió unirse a su pelea.

Shannon se levantó una y otra vez, pero el resultado fue el mismo. Eira ni siquiera usaba todo su poder y, aun así, era evidente el daño que le provocaba.

El último golpe logró apartarlo de Lawrence, y él, haciendo caso omiso a la pelea se movió por el piso, arrastrándose hasta el cuerpo inerte de la balanza.

—Aguanta... un poco, Law.

Eira sin inmutarse piso su mano y comenzó a ejercer presión hasta hacer gritar al otro por el dolor.

—Deberías saber que no hay manera de que puedan proteger a Lawrence, la única manera de que él viva es estando con nosotros... si quieres protegerlo debes renunciar a lo demás.

Una mueca de derrota se dibujó en los labios de Shannon.

—¿Y si me niego?

—Entonces no queda más remedio que hacerte pedazos y llevarlo por la fuerza.

Donde los ángeles temen pisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora