╰✯┋Capítulo 08┋

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Zerek suspiró y observó su reflejo, con desagrado miró la sangre sobre su ropa, quitó su saco sabiendo que las manchas no desaparecerían

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Zerek suspiró y observó su reflejo, con desagrado miró la sangre sobre su ropa, quitó su saco sabiendo que las manchas no desaparecerían. Golpeó una vez más el cuerpo que yacía sobre la plancha como si le maldijera por arruinar su prenda favorita.

Se dirigió a la mesa y vertió el agua de la tetera a su taza con una infusión de rosas y jazmines mientras escuchaba el mensaje que uno de los mayordomos le entregaba al oído.

—Bien, comprendo, gracias. Puedes retirarte, estaba por recibir la visita de Padre, se lo informaré enseguida.

Zerek era la segunda de las estigias, ocultaba su poder hasta hallar el momento preciso, era más elegante a su vista. Le gustaba hacer todo estético y por mucho tiempo había soñado con el escenario más hermoso para terminar con los apóstoles.

En especial con aquel que le había dejado la horrible cicatriz que hacía a su cuello menos hermoso, había pasado un tiempo y no le había encontrado nuevamente, deseaba tanto que no hubiera muerto aún, para ser él quien le matase con sus propias manos.

Tomó con delicadeza su taza de té y contempló a través de la ventana: el mundo era complicado, imperfecto y lo peor de todo: impredecible.

Pero no culpaba al mundo, incluso en ese momento su adorada "hermana" Rose había comenzado a atacar a un grupo de estudiantes sin consentimiento de su padre y precisamente él era el encargado de hacérselo saber.

—Uno de los sirvientes me lo ha informado —comentó con tranquilidad tras contárselo. Suspiró y dio un nuevo sorbo a su bebida—. ¿Qué deseas que haga?

—Mis órdenes son iguales para todos, Rose llegó hace poco y tal vez no entienda la gravedad de sus acciones, pero su castigo será adecuado para que sea consciente de ello. El tiempo no ha llegado todavía ¿He sido claro en ello?

—Has sido suficiente claro —declaró y se levantó con estrépito.

—Me alegra saberlo. Ahora tráela de regreso.

No dijo palabra alguna, su confirmación fue su pecho deformándose hasta convertirse en un revuelo de garras y colmillos. Estuvo por salir cuando la voz de Caleb le detuvo.

—Una cosa más: intenta pasar desapercibido. No necesitamos que este podrido mundo entre en caos por algo tan insignificante. Si llegan a asesinar a alguien asegúrense de que parezca un asunto entre humanos.

Zerek chasqueó la lengua, irritado. No se le pasaba por la mente una manera más hermosa que la de destrozarles mientras la sangre y órganos adornaban a su alrededor. Su obsesión por la belleza tendría que esperar esta vez.

..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..

—Elijan rápido —exigió Rose comenzando a impacientarse—. De lo contrario, tendré que terminar con todos.

—Yo me encargaré de suprimir el veneno —susurró Anais tan bajo como pudo—, distráela y recuperaré a Nicholas.

—Es su última oportunidad de...

Donde los ángeles temen pisarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora