Capítulo 2

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"Lo relevante de la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente

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"Lo relevante de la mentira no es nunca su contenido, sino la intencionalidad del que miente."

Jacques Derrida

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Realmente me sentí confundida al despertar y, aunque mis ideas se ordenaron de inmediato, prolongué el estado de confusión ante la vista del chico que aún estaba en la habitación.

Jean estaba en un sofá frente a la cama, viéndome fijamente. Observé a mi alrededor para descubrir que Mirko no estaba por ningún lado.

—Fue a hablar con sus padres —explicó sin que le preguntara—. Inventó una bonita historia sobre cómo nos quedamos sin casa al mismo tiempo, así que ahora tendremos que fingir que somos primos.

—Aún no dije que sí... —le recordé incorporándome en la cama.

Alguien me cubrió con mantas y me quitó los zapatos, ni siquiera noté cuando.

—No tienes muchas opciones, todos lo sabemos, así que dejemos los rodeos.

—No se me da bien mentir, me pondré nerviosa, deberían buscar a otra persona —balbuceé, mientras me sentaba en la cama y buscaba mis zapatos.

—Tienes un lugar donde vivir con lujos, comida incluida y todos tus gastos también. Además tendrás un sueldo mensual, y te compraremos ropa nueva —enumeró los beneficios, seguro de que aceptaría—. Los padres están lo suficientemente ausentes, solo tendrás que aguantar alguna comida familiar y convencer a los hermanos.

Solté un suspiro abatido, como si realmente no quisiera esto y no hubiera más opción.

—De acuerdo, pero necesito que me expliquen todas las mentiras que dicen... hay que armar una historia para que nadie se equivoque —cedí por fin, aunque aun mostrándome contrariada.

—Ponte eso. —Señaló la ropa que había sobre un mueble—. Intenta hacer algo decente con tu cabello, en el baño tienes lo necesario. Mirko vendrá para ayudarte con el maquillaje.

—Puedo hacerlo sola —me quejé mostrando mi descontento—. Y deja de portarte así conmigo, no me intimidas, ni siquiera lo intentes...

—No te sientas especial, siempre soy así —respondió con frialdad.

Solté una risita en respuesta mientras tomaba las cosas para ir al baño. Si tan solo él supiera que leí cada una de sus conversaciones cursis, tal vez hubiera entendido por qué me reí en su cara cuando me quiso vender su personaje.

El baño estaba muy bien, al igual que la habitación. La cantidad de perfumes masculinos y lo minimalista que se veía todo me dio la señal de que había dormido en el cuarto de Mirko, lugar al que tendría que acostumbrarme desde ese momento.

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