Capítulo 11

136 29 31
                                    

"Quien no duda no puede conocer la verdad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Quien no duda no puede conocer la verdad."

Diego de Saavedra Fajardo

***


Obviamente no confié, estaba segura de que había una doble intención en su sinceridad. En caso de que lo que dijo fuera cierto, no lo había dicho solo por mi cara bonita.

De todas formas iba a mantenerme cerca, sin confiar, pero necesitaba ir a la par de sus investigaciones. El problema con eso es que no tenía un motivo claro, no había una excusa que no se viera sospechosa para que yo quisiera saber qué ocurrió con su hermano, así que debía ser él quien busque mi ayuda.

La noche llegó, Mirko volvió a salir, y mientras me encontraba sola viendo el techo de su habitación, pensé que era buen momento para poner en marcha un mini plan que revuelva un poco las cosas.

Todo estaba muy estático y rutinario, hacía falta caos para verle las verdaderas caras a todos.

Tenía un plan, y la mañana siguiente iba a ponerlo en marcha, mientras tanto no había demasiado que hacer.

—Hola —Jean cruzó la puerta sin golpearla previamente, lo cual me sobresaltó un poco— ¿A dónde fue Mirko?

—No tengo idea, pero sería genial que golpees antes de entrar.

—¿Hace cuánto se fue?

—Un par de horas, ¿qué pasa?

Se acercó a mí, haciéndome retroceder sobre mis pasos hasta sentarme sobre el escritorio e invadir mi espacio personal.

Me dió el tiempo suficiente para saber si quería alejarme o apartarlo, así que cuando no lo hice me besó. Un beso bastante corto y hormonal, pareció que lo estaba conteniendo desde hacía rato.

—Estoy entre que quiero aprovechar que no está, y preocupado porque se está comportando muy extraño.

—Pensé que había salido contigo —alcancé a decir antes de que sus labios estuvieran sobre los míos otra vez, lo aparté un poco y susurré—: Aquí no, le prometí que ya no más.

—¿Entonces dónde?

—No sé, pero justo en su habitación es el peor lugar.

—¿En la mía?

—Va, iré en un rato. —Le robé un besito pequeño y me alejé—. Ahora sal de aquí que no quiero problemas.

MiéntemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora