Capítulo 12

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"Saber qué es lo correcto y no hacerlo es la mayor cobardía

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"Saber qué es lo correcto y no hacerlo es la mayor cobardía."

Confucio

***

ALEK

Me desperté un poco confundido por varios motivos. Número uno, no estaba solo en la cama, número dos, había demasiada proximidad física, y número tres y lo que más me sorprendió en realidad: me dormí.

¿En qué momento? ¿Cómo? Llevaba demasiado tiempo con alteraciones del sueño, lograr dormir era un problema y aún más sin meter nada en mi sistema. Además las contadas veces que lo lograba me despertaba a las pocas horas.

El sol brillaba afuera, ¿cuántas horas había dormido? No tener respuestas me agobió, así que salí de la cama y me metí al baño. Nada como una ducha fría en la mañana para despertar las ideas.

Mientras el agua helada destemplaba mi cuerpo no pude hacer más que pensar.

¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué la dejé dormir conmigo? ¿Por qué la abracé? ¿Por qué le hice cariñitos en el cabello? ¿Por qué soy tan estúpidamente débil a las personas vulnerables?

Hasta que ella golpeó mi puerta tenía las cosas claras. Era obvio que estaba en la casa por algo, y aunque no sabía qué buscaba, quería que lo busque en mí. Le conté lo que pasó con mi hermano, la verdad, mi intención era hacerla sentir que podía llegar a mí, simplemente para que me viera como el eslabón débil y se aleje de mis hermanos.

Que piense que soy fácil, que piense que soy accesible, así se centraba en mí y no en ellos.

Ese era el plan, y lo iba a sostener. Lo de la noche anterior solo fue para que…

Bueno, no. Tampoco me iba a mentir a mí mismo, fue una cosa rara, no tenía respuestas, pero no le iba a dar más trascendencia de la que tenía.

Cuando salí de la ducha ella aún estaba dormida. Su cabello cobrizo estaba completamente esparcido por mi almohada y su mano descansaba sobre Harley, que aunque estaba despierta prefería seguir allí con ella.

Otra cosa que no entendía: ¿Por qué le agradaba a Harley? Ella solo era así conmigo, un poco con mis hermanos, tal vez, pero nadie más.

Decidí no darle más vueltas al asunto, después de todo hay personas que simplemente tienen afinidad con los animales.

Su teléfono comenzó a sonar y el nombre de mi hermano apareció en la pantalla. Bueno, no específicamente su nombre, en realidad decía "Mir" con un corazoncito rojo al lado. Muy falso, era repulsivo pensar en cómo habían cuadrado cada detalle de la mentira.

Ella entreabrió los ojos con molestia y los volvió a cerrar antes de responder:

—¿Qué? —dijo con voz adormilada y mucho fastidio, pasaron varios segundos mientras escuchaba lo que Mirko tenía para decir y luego volvió a hablar del mismo modo—: Si tú te vas sin avisarme no tienes derecho a reclamar, trabajo para ti, no eres mi dueño, mientras tú no estás puedo hacer lo que me dé la gana.

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