Capítulo 6

272 45 34
                                    

"Las únicas personas a las que debo lealtad, son aquellas que nunca me hicieron cuestionar la suya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Las únicas personas a las que debo lealtad, son aquellas que nunca me hicieron cuestionar la suya."

Anónimo

***

No pensé que podía ponerlo nervioso, él siempre se había mostrado seguro y seductor conmigo, pero ahora parecía estar pensando demasiado si eso era correcto o no.

Obviamente no lo era, pero ese era el sentido de todo. Él dijo que lo prohibido atraía, y el cosquilleo palpitante entre mis piernas le daba la razón.

No es que yo fuera la persona más racional del mundo cuando de sexo se trataba, de hecho dejarme llevar por el deseo sin pensar en las consecuencias siempre me había traído problemas, pero en esa ocasión solo podía verlo como un buen movimiento.

—No es venganza, no quiero que se lo digas —me pidió, aún analizando el panorama.

—No lo haré.

Sus dedos se metieron bajo mi camiseta, contorneando muy suavemente mi cintura, todo se sintió en pausa por un instante, mientras esperábamos a que él se decidiera.

—Prométeme que nadie lo sabrá.

Quise reír, pero no lo hice. El valor de mis promesas era inexistente, podría jurar por mi vida y sin dudar que lo amo, lo haría de la forma más convincente, y de todos modos no sería real.

—Te lo prometo, Jean. Solo tú y yo lo sabremos, no necesitamos a nadie más.

¿Acaso era posible manipular y dominar a alguien simplemente dándole buenos orgasmos?

Sí, estaba segura de eso.

Lo hice una vez, pero luego me enamoré de él y me arrepentí de todo. Y a pesar de que mi amorcito tenía complejos de juguete sexual y estaba dispuesto a perdonarme, su hermano no lo permitió. Si me preguntan, creo que hizo bien, nunca fui buena para cuidar de nadie.

—Es que tengo tantas ganas… —murmuró en mi oído, haciendo que el toque suave se transformara en un apretón—. Pero no quiero complacerlo, no se lo merece… solo quiero complacerte a ti.

Él pensó que yo no iba a entender eso, pero luego de leer sus conversaciones lo tenía claro. Mirko quería que esto sucediera, y justo por eso Jean quería que fuera secreto.

Llevó su mano a mi mejilla y pasó su dedo por mis labios, presionó mi mandíbula con su palma haciendo que mi boca se abra para deslizar su pulgar dentro de forma lenta y firme.

MiéntemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora