Capítulo 39: "Decisión Gris"

1.1K 100 114
                                    

«Bueno, aún falta mucho, pero... quisiera que seas la madrina»

«¿En serio? ¡Eso me encantaría!»

«¿Y qué hay de mí?»


—Eres un pendejo —la oración sale desde lo más profundo de mi ser, es como si se lo hubiera escupido con todo y flema.

Les doy la espalda a ambos y me alejo de ahí sin prisa, hasta se me han quitado las ganas de correr.

—Espera. —Me sujeta del brazo. ¡Me ha sujetado del brazo!

—No —alzo la voz y el lugar guarda silencio—. No —repito más bajito.

Me suelta y sigo mi camino.

Ya afuera me echo a reír. Me carcajeo con tal fuerza que me salen lágrimas por los ojos.

Ya enloqueciste... de nuevo.

Es que es tan gracioso todo esto. ¡Hilarante!

Mejor me iré un rato a... a regar las plantas.

—Amelí.

Acabo de recordar que no tengo plantas.

Me enderezo y todo rastro de gracia se evapora al instante. Doy media vuelta para enfrentar al pendejo que vino tras de mí aun cuando le dije que no lo hiciera.

En realidad, no se lo dijiste.

—Lo siento.

Frunzo el ceño, alerta con lo que dijo y con lo siguiente que vaya a decir. Con él no puedo bajar la guardia.

—Solo quería... —no se atreve a decir lo siguiente.

Así que yo lo diré por él.

—Solo querías que nos juntáramos para ser amigas, igual que en los viejos tiempos.

Sacude la cabeza, intentando negarlo.

—Si quieres ser su amiga, bien por ti. Si quieres salir con ella, bien por ti. —Doy dos pasos hacia él sin apartar la mirada—. Pero no intentes forzarme a que yo le hable, así como yo no intentaré forzarte a que dejes hablarle. —Respiro hondo y exhalo todo con fuerza—. Haz lo que quieras... pero no me metas. Ya nada será como en los viejos tiempos, mejor acéptalo de una vez.

Me vuelvo y camino en dirección contraria.

Tú y Max se parecen mucho.

Claro que no.

Que sí, porque ambos son hábiles en estropearla.

Bueno... mejor cállate.

El teléfono suena y contesto la llamada.

Am, ¿dónde estássssss? —Aparto el celular ante el repentino grito de Maya.

—Estaba por almorzar, aunque se me acaba de quitar el-

¡Ven aquí, ahora!

—¿A dónde? —Miro a los lados, creyendo que está cerca.

A mi casa, ¡apuraaaa! —Y cuelga.

Miro la pantalla para ver si ahí puedo encontrar la respuesta a lo que acaba de pasar, pero no hallo nada, aunque me llegó un mensaje de spam.

¿Dónde quedaba su casa?

¿Dónde quedaba su casa?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
¿Me van a dejar amar? [Presente MVDH #2]Where stories live. Discover now