Capítulo 3

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    Scott era un muchacho atractivo, venía de un familia adinerada, a sus 18 años de edad muchas muchachas y chicos eran atraídos por él, pero él mismo tenía novia, Lana era su nombre, una linda joven que cursaba el mismo año que su novio Scott, era alta y caucásica, todo un estereotipo de belleza femenina, aunque sería estúpido culparla de ser linda, Scott y ella contaban con gran reconocimiento en esa institución, Lana y Scott era una pareja admirada ahí, por eso, los rumores no se hicieron esperar, algunos de ellos decían que Scott le era infiel a Lana o que no la amaba, otros más fuertes acusaban al muchacho de agredir a su novia, todo eso quedándose como una simple curiosidad sin llegar a ser transcendente en la vida de nadie, además de no tener tantas bases ni razón de ser.

    Lana y Scott, caminado de la mano con sus surrealistas sonrisas adornando sus agraciados rostros, todo era tan frívolo y perfecto, todos sabían quienes eran ellos y si no, la harían.

    El joven tenía la fama ser amable y un tipo simpático pero, redundantes chismes seguían apareciendo, se decía que Scott era alguien agresivo, un matón acosador de los débiles, todo esto gracias a que alguien anónimo declaró haber visto a Scott y sus colegas cascar a golpes a unos muchachos de su mismo colegio, la razón de esto era una incógnita, la hipótesis apuntaban que ese par de muchachos trataron de ligar con la novio de Scott, todo esto confirmándose por la ausencia de estos los días posteriores.

    Un apuesto muchacho parado se encontraba frente un lindo niño.

    _¡Hola!, Niño_ dijo Scott, una amplía sonría adorno el armónico rostro de el mayor, dedicada a Angelo, el niño sentía su corazón salirse de su pecho, su piel empezó a erizarse, estaba nervioso.

    _H-hola..._ tartamudeo el niño, el temblor en su manos era perceptible, sus deditos temblaban aún más que su palma, su rostro se tornó rosáceo, sentía su cara arder, miró un par de segundos a Scott a los ojos, apartandolos inmediatamente.

    _Soy Scott, ¿Cómo te llamas?, Pequeño_ dijo Scott bajada su mirada hacia Angelo, mirándolo a los ojos observando cada delicada facción de la nivea piel del niño, Angelo sentía que el aire le faltaba, le era extraño que un chico como Scott intentará dialogar con él.

    _S-soy Angelo_ dijo el niño, mordiéndose el labio, inflando sus cachetes rosáceos, subiendo un poco la mirada sin llegar totalmente a encontrarse con la mirada fija de depredador de Scott. Todo se le hacía tan extraño, ¿De un día para el otro, Scott se encontraba interesado en él?.

    _Mucho gusto, pequeño, tienes un lindo nombre, Angelo_ le dijo Scott a Angelo con su típica voz grave y ronca, regalándole una sonrisa de lado, se tomó la libertad de dirigir su mano a la cabellera del menor, revolviendola toda pasando su mano delicadamente por la mejilla, pudiendo sentir su tersa piel.

    _G-gracias, el tuyo t-también es b-bonito_ dijo Angelo terminando de subir la mirada, sonriéndole tímidamente a Scott, mirándolo a los ojos, el cumplido le hizo agarrar algo de confianza, aunque su voz y su cuerpo no dejarán de temblar.

    Scott rió, se le hizo tierno la imagen del menor sonriéndole junto con sus mejillas regordetas y con tonos rojizos.

    _Tu también lo eres, pequeño_ dijo Scott acercándose aún más a Angelo, el pequeño le hizo alertar tal apodo y bajo la mirada, haciéndolo ver como si aquel piso grisáceo fuera lo más interesante del mundo, no dijo nada ante tal comentario, estaba nervioso, no quería que el momento acabará pero, también quería estar baja sus sábanas gritado de euforia.

    _¿Ya te vas?, Pequeño_ preguntó Scott bajando la mirada hacia Angelo, este solo subió su vista sin encontrarse con la de Scott y asintió.

    _Bueno... Adiós, pequeño, te veo mañana_ dijo Scott pasando de largó no sin antes volver a alborotar el castaño cabello del niño.

    Angelo creía soñar despierto, nadie sabía quién era él y le sorprendió que alguien como Scott se le acercará.

    Con el ritmo cardíaco acelerado, emprendió su camino hacia su hogar, pensaba en lo sucedido, era inevitable que a su mente no llegaran escenarios fantasiosos entre él y Scott, paseando a agarrados de la mano, abrazándose después de un día largo de trabajo o simplemente almorzando juntos, todos esos pensamientos hicieron que el rostro del niño se tornará aun más rojizo que antes, sus lindas mejillas níveas se veían perfectas junto a ese lindo colorado en su piel.

    Scott notó al lindo niño tropezándose con su amiga, esto se le hizo divertido, ver la cómica expresión pedante que su amiga le dedicó al niño le causó gracia, también la expresión de miedo del niño quien sólo se disculpó y fue a paso apresurado hacia el gran árbol que se encontraba en ese patio, lo siguió con la mirada a ese niño, se le hizo lindo, quería tenerlo bajo él, el niño solo tomó asiento en uno de esos bancos, acto seguido sacó su teléfono de su bolsillo para usarlo en el tiempo que tiene de receso.

    El mayor seguía viendo al niño de pies a cabeza, imaginando los escenarios más obscenos en donde el niño era su acompañante, con tales pensamientos, algo en sus pantalones empezaba a crecer, tenía una erección, pensar en ese niño le había provocado tal cosa. Scott vio como el niño se dió cuenta de su mirada y solo decidió desviar la mirada de él, ya era difícil esconder su erección.

    Angelo estaba de camino a su casa acompañado de la soledad, pensaba en Scott, le había dicho "lindo", nunca imaginó que alguien como Scott le diría eso, "Tal vez quiso decir tierno... O tal vez lo hizo por compromiso" Pensó el menor con pesimismo, igual cualquiera de las dos eran buenas. Sus pensamientos hicieron el viaje más corto, aunque eso no le quitó lo cansado que es ir caminando, Angelo no sabía tomar el autobús pero, ya había llegado a su casa.

    El infante no traía llaves, ya que Matías se las había llevado, tocó la puerta y a los pocos segundos su madre abrió. Se saludaron con un beso y un abrazo, la madre al notar al ausencia de el mayor, con el ceño fruncido le preguntó por Matías.

El Prominente (gay)Where stories live. Discover now