Capitulo 8

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Un par de niños jugaban sin cesar con sus pistolas de dardos, cualquiera que viera el desbarajuste que estos dos tenían se amedrentaría al ver la escena, pero no les importaba, mas relevancia y transcendencia tenía su competitivo juego por ver quien era el primero en caer.

Sus nombres eran Scott y Matias, ese par de niños eran mejores amigos, uno de 11 y el otro de 12, se encontraban en la casa de Scott, una gran casa con decoración lujosa y ubicado en los barrios de clase alta.

Llevaban años siendo amigos y eso los hacía felices, aunque no lo dijeran se tenían estima, pero con el tiempo, ya no se hablaban como solían hacerlo, Scott no sabia que pasó, se pregunta que origino ese cambio tan brusco en su relación amistosa. Aunque el cambio era mínimo, para Scott era como un apuñalada en la costilla, mas que dolor, sentía miedo.

Todo cambio por completo a pasar a secundaria, un niño nuevo había llegado a la escuela, específicamente al salón de Matias y Scott, su nombre era Alan, este tenía la misma edad que Matias, este nuevo compañero se sentó a tan solo un puesto de diferencia a Matias.

Pasaron meses y los dos amigos que juraron estar juntos por siempre ya no dialogaban, se sentaban a puestos de diferencia, Matias con Alan y Scott solo. Aunque la soledad tampoco era un gran problema para él, ya que al ser de un físico atrayente los conocidos le llovían.

Así pasaron los años, pasaron de conocer hasta el mas mínimo detalle del otro a no reconocer ni su nombre.

    El interrogatorio de Matias hacia Angelo no duro mucho pues se les hacía tarde, aunque le dejó bien en claro al niño que esa conversación iría para largo y estaba dudoso si contárselo a su padres, ya que se le hacía prudente que ellos lo supieran, aunque su moral tampoco lo dejaba accionar mucho porqué últimamente se había estado portando peor que su hermano menor.

    Angelo tenía los nervios de punta, sentía que Scott y Matias estaban molestos con él y sus molestias tenían razones conectadas, ambos por la desobediencia de Angelo.

    Las primeras horas pasaron y llegó la hora de receso y Angelo le tenia preparada una pequeña sorpresa a Scott, le compraría un pequeño pedazo de pastel los cuales vendían en la tienda de la escuela.

    Con el pastel en la mano espero a que Scott estuviera solo para poder dárselo, podría dárselo en ese instante pero estaba con su grupo de amigos y se moriría de vergüenza.

    Con los minutos Scott se separó de su grupo de amigos para poder ir al baño, no haría ninguna necesidad fisiológica, simplemente iría para arreglarse el uniforme o tal vez observarse en el espejo para acomodarse un desarreglo.

    Angelo iba detrás de él a paso sigiloso y cuando por fin llegó espero un poco, pensó que tal vez Scott estaría necesitando usar un urinario o algo y no quería arruinar su momento de privacidad, cuando por fin sintió que era prudente pasar lo hizo y se encontró a Scott acomodándose el cabello.

    _H-hola..._ dijo Angelo tímido, con la mirada baja y tenía el pedazo de pastel detrás de él, escondiendo sus manos en su espalda.

    Scott volteó al escuchar tal voz, supo de quien era en el segundo que la escuchó, le dedicó una mirada seria acompañada de un saludo aún mas hostil.

    Angelo se sintió incomodado, podia sentir a metros el semblante malhumorado que emanaba Scott.

   _Q-quería pedirte p-perdón por lo d-de la m-mañana_ dijo Angelo con la mirada aún abajo y su cuerpo temblante hacía que Scott sintiera compasión por aquel niño.

    Tembloroso extendió sus manos las cuales tenían aquel pedazo de pastel, cosa que a Scott se le hacía tierna, no comía tales cosas, le gustaba cuidar su alimentación.

    _Esta bien, te perdono_ dijo Scott acercándose a Angelo para devolverle el pedazo de pastel con una sonrisa simpática _Pero ten, no suelo comer dulces_

    Angelo con desilusión lo tomó, no había comido su merienda por comprarle aquel detalle a Scott.

   _En cambio... Quiero que me des tu número_ dijo Scott sonriente, acariciando el suave cabello del niño.

    _¿E-enserio?_ dijo Angelo com sus ánimos subidos, nunca le habían pedido su número telefónico, y mucho menos un chico lindo.

    _Si, ¿Me lo darías?_ dijo Scott haciendo un falso puchero.

_¡Si!_ dijo Angelo entusiasmado comenzando a dictarle su número telefónico, le había costado un poco, puesto que nunca antes se lo habían pedido tan esporádicamente.

_Y-ya_ dijo cuando terminó de dárselo.

_Gracias pequeño, te escribo mas tarde_ dijo Scott acariciándole las mejillas a Angelo saliendo a la par.

Angelo salió a la par que Scott, se dirigió a su ya acostumbrado asiento y se dedicó a comer el presente que Scott le negó.

Matias vio todo, vio como Scott y Angelo salían juntos, miles que hipótesis se hicieron presentes en su mente, todas quedándose para sus adentros, quería guardarse todo eso para él, pero lo que vio esa mañana se le hizo difícil de pasar de largo y no podia esperar a llegar a su hogar para interrogar a su hermano menor el por qué estaba con él en un auto solos.

Las horas pasaron y por fin había terminado otro día de clases, todos salían como si de pagarles se tratara, Angelo recogió todas sus cosas y se mentalizó para irse a su hogar, a decir verdad ya no tenía esperanza a que su hermano lo acompañe, hacía días no lo hacía, tampoco se molestaría con él por no hacerlo, Angelo sabía que no era su deber y siempre trataba no ser una carga para él ni para nadie.

Cuando llegó a la salida de aquel colegio sentimientos encontrados atacaron como nunca a Angelo, sentía confusión, alegría, miedo...

_H-hola_ dijo Angelo con la mirada baja, se sentía avergonzado de haber hecho a su hermano esperar, aunque ciertamente no se lo pidió, pero se sentía en deuda con él.

_Vamos..._ dijo Matias bajo, tan bajo que fue inentendido por Angelo.

_¿Q-qué?_ dijo Angelo nervioso, sabia que a su hermano le molestaba repetir las cosas.

_Que nos vamos_ dijo en tono severo y tomó a Angelo del brazo, lastimándolo, pero este por vergüenza no emitió sonido alguno.

Después de un rato de camino Matias se dignó a hablar y soltó a Angelo, su brazo estaba mojado, su circulación estaba siendo obstruida por el agarre de su hermano mayor.

_¿Qué hacías con él en su auto?_ preguntó Matias serio, trato de sonar lo menos amenazante posible pero se le hizo difícil, le irritaba la idea de que su hermano se junte con personas como esas.

_B-bueno, m-me invitó a subir_ dijo Angelo tratando de sonar lo mas confiando posible, cosa que no logró del todo.

_Entonces, ¿Te subes en autos ajenos solo por qué te dicen que lo hagas?_ preguntó Matias refutando coherentemente la respuesta de Angelo.

_E-es que n-no quería i-irme solo_ dijo Angelo tratando de dar la primero excusa que se le ocurrió.

_¿Desde cuando eres tan mentiroso?, Angelo_ dijo Matias irritado, estaba mas que claro que el niño no hablaría y estaba replanteándose en si contarle a su padres.

_P-por favor n-no le d-digas a mis p-papás_ dijo Angelo en un tomo casi de ruego.

El Prominente (gay)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang