Capitulo 23

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Narrador omnisciente

    Angelo nunca fue un niño explosivo, siempre era tan calmado con todo el mundo, nunca se portaba mal, nunca reprobaba una sola materia, nunca argumentaba en contra, nunca tenía opinion de su alrededor, solo aceptaba todo lo que pasaba en su entorno sin preguntar por qué. Siempre fue muy buen niño.

    A nadie parecía importarle sus esfuerzos, pero no tardarían un segundo en señalarlo en caso de cometer alguna falta. Era frustrante.

    Pero con Scott era distinto, él premiaba la perseverancia de Angelo, a su manera, pero lo hacía. Eso fue una de las cosas que cautivo a Angelo, por fin sentía que tenia alguna razón para seguir intentándolo. Y fue algo que nunca supo que necesitaba.

Nadie le había preguntado cual era su color favorito, cual era su animal favorito, su película favorita, siquiera le preguntaban cual era su objetivo al crecer, simplemente a nadie parecía importarle. Pero Scott fue distinto, el parecía interesarse en él de uno u otra manera, amaba eso, además de todas las otras cosas de él.


    Lana estaba esperando a Scott reposando sobre su cama, se había arreglado, y ni siquiera sabía el por qué, esa tarde pensó demasiado, pensó en su futuro, en la gente que quiere y en la gente que la lastima, pensó hasta que su cabeza empezó a echar humo en como sería su vida cuando Scott ya no este en ella como du novio, porque no podía mentirse a si misma, seguiría viendo a Scott pues estaban en el mismo salón, pero esta vez cuando lo vuelva a ver este ya no sería su novio.

Pensó en sus amigos y en como tomarían ellos esa noticia, no porque le importara la opinion ajena, sino porque ahi se daría cuenta quien estaba con ella por Scott y de quien en verdad apreciaba su amistad.

La verdad le aterraba la influencia que podía llegar a tener Scott. El joven podría inventar algún chisme o cualquier otra cosa nefasta sobre ella y la mayoría le creería sin cuestionarlo.

    Con nerviosismo dirigía su mirada por doquier tratando de pensar sus palabras. Sus ojos se posaron hacía sus manos, específicamente hacia sus uñas

    Blanco. Pureza bruta.

    Ese era el color que predominaba en ellas, nunca se había cuestionado sus decisiones sobre esmaltes, pero en ese momento Lana estaba insegura hasta de sus mas mínimas decisiones. Sabía que no sería fácil al principio cuando rompa con Scott, pero esperaría el cambio de semblante paciente y calmada, dejaría de correr sin saber de que en realidad, ella había entendido que merecía vivir otra vez a pesar de las consecuencias.

    Desde su ventana escucho la bocina de un auto, y supo enseguida que era Scott. Sintió un poco de rabia, pues el chico ni fue capaz de acercarse a la puerta y tocar el timbre como cualquier otra persona con entendimiento de normas sociales básicas.

    Rápido bajo al primer nivel, sus pasos alborotaron el eco en aquel casoplón como lo harían en una cueva, una muestra del gran espacio ausente de vida y vivencias cálidas. Al salir de la vivienda, Lana sintió la fría brisa nocturna chocar contra su rostro, estaba a poco metros del vehículo, desde su sitio pudo sentir el perfumado cuero del auto de Scott difuminado con su perfume. Le repugnaba ese olor.

    Al entrar al auto pudo encontrarse con un irritado Scott, estaba peinado, perfumado y bien vestido, esa imagen impresionó bastante a Lana, no entendía como de esa imagen tan fina y recatada podía salir tanta hostilidad.

El Prominente (gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora