Historias cortas sobre deportistas.
Alguna de estas historias las he soñado.
Otras las he imaginado.
Y el resto, son producto de mis deseos.
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ESTA HISTORIA CONTIENE LENGUAJE ADULTO ASÍ COMO CONTENIDO MADURO
SE DESCRIBEN ESCENAS ERÓTIC...
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📆 PRINCIPIOS DE DICIEMBRE
📍COLEGIO "LOS ROSALES"
Emma miró su reloj resoplando fastidiada. Habían pasado 15 minutos de la cita de tutoría que tenía con el padre de una de sus alumnas. Temía que la dejara plantada, algo que no quería que sucediera, sobre todo porque tenía mucho interés por hablar con él.
Nunca había visto al padre de Aria. Siempre era una señora mayor, que suponía que era su cuidadora, quien la traía o la recogía del colegio. Y si alguna vez él había venido a buscarla, se había perdido ese momento por estar enfrascada con otros padres. Le urgía hablar con él de una situación difícil de su alumna, y que él llegara tarde, era algo que la fastidiaba.
Emma volvió a mirar su reloj y decidió que le daría 10 minutos más y se marcharía. Estaba anocheciendo y había empezado a llover, y del colegio a la parada de autobús había unos buenos minutos. Y encima, ella hoy no traía paraguas.
Se acercó a mirar por la ventana para ver cómo cada vez llovía más y maldijo al padre de Aria por no venir y tenerla allí esperando.
- Disculpe, ¿es la clase de Sexto A?
Emma se giro al escuchar la voz y su corazón le dio un vuelco. Jadeo impresionada e intentó mantener la compostura. El dueño de esa voz era un chico de aproximadamente su edad, bastante alto, de pelo castaño con flequillo rizado y unos preciosos ojos marrones. Vestía unos vaqueros negros y llevaba una chaqueta del mismo color a través de la cual se vislumbraba una camiseta blanca de rayas. Y era terriblemente atractivo.
- Si, es aquí -Emma se apartó de la ventana, tragando saliva intentando no ponerse nerviosa.
- ¿Es usted la señorita Emma? ¿La profesora de Aria? -le preguntó él pensando en si se había equivocado de clase.
- Si, soy yo y usted debe ser su padre -el chico la miró con algo de dolor en sus ojos y caminó hacia ella.
- No, no soy su padre, soy su tío -Emma lo miró mientras el chico se mordía los labios nervioso.
- Oh. Bueno, disculpe, pero yo esperaba hablar con su padre. No sé lo tome a mal pero lo que tengo que hablarle de la niña es mejor que se lo diga a sus padres -le insistió ella mostrándose algo fastidiada porque los padres de Aria hubieran mandado a su tío en su lugar.
- Pues ojalá se lo pudiera decir Señorita. Mi hermana y mi cuñado, los padres de Aria, fallecieron este verano -le confesó él con una expresión rota en su rostro.
- ¡Joder! -exclamó Emma al escucharlo. La profesora sintió que el corazón le daba un vuelco de la pena y se tuvo que sentar en una de los pupitres del colegio terriblemente nerviosa.
El tío de su alumna la imitó sentándose a su lado. Se sintió algo culpable de ver como la profesora de su sobrina estaba pasando un mal rato con la noticia que acababa de darle. Quizás había sido un poco brusco en sus palabras.
