Historias cortas sobre deportistas.
Alguna de estas historias las he soñado.
Otras las he imaginado.
Y el resto, son producto de mis deseos.
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ESTA HISTORIA CONTIENE LENGUAJE ADULTO ASÍ COMO CONTENIDO MADURO
SE DESCRIBEN ESCENAS ERÓTIC...
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-¿Porqué ella y no yo? ¡joder, si tiene hasta bigote!
18 años tenía yo cuando descubrí, que la belleza no lo es todo y que hay otras cosas que buscar en una persona. Luis era el chico que me gustaba ese año. Rubio. Alto. Ojos azules. Todo un curso haciéndome amiga suya, con la esperanza de que él se fijara en mi, y si, vivir mi propia historia de amor... hasta que él decidió protagonizarla con otra. Maria Loli. La chica que me había "robado" el amor de mi hombre.
Yo no tenía ningún consuelo en ese momento, a mi solo me importaba que mi Luis estaba con una fea.
La primera vez que vi a Brahim, casi ni me fijé en él, pues mi propio drama romántico ocupaba mi cabeza por completo. Apenas hablamos cuando nos presentaron. Él no era del barrio y estaba de visita en casa de unos primos.
La noche que descubrí a Luis con Maria Loli, la pasé sin ganas de nada. Tanto tiempo haciéndome su amiga para que acabará comiéndole los morros a la bigotua de la Maria Loli. Lo único que me animó fue verlos montarse juntos en los coches de choque. Así que yo también lo hice y me fui a por ellos con toda mi rabia acumulada. Me había criado en esta atracción, y era algo que se me daba bastante bien. Creo que les hice un par de morados de lo fuerte que les di.
Total, que al bajarme, Brahim estaba allí y me miraba muy divertido, mientras yo sonreía satisfecha.
- Recuérdame que no me monte en los coches de choque cuando lo hagas tú - me dijo él poniéndose a mi lado, a la vez que ambos nos apoyábamos en un muro cercano a la atracción.
- Más te vale o te destrozo -le vacilé yo, apartando esta vez mi mirada de la parejita feliz para centrarla en el chico castaño que me hablaba tan amablemente.
-¿Es una advertencia? -me preguntó él con una risa burlona.
-Más bien, una recomendación. Una mujer celosa es una bomba a punto de explotar.
-¿Celosa, tú? Uy, esto si que me interesa.
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Al final le acabé confesando lo de Luis, aunque a medida que miraba al castaño me daba cuenta de lo mono que era. Tenía unos ojazos marrones increíbles y era bastante más alto que yo y que Luis y su puta madre. Empezamos a hablar y resulta que Brahim vivía un par de barrios más alejado del nuestro y que venía de vez en cuando a ver a sus primos. Como en ésta ocasión que eran las fiestas del nuestro.
