Historias cortas sobre deportistas.
Alguna de estas historias las he soñado.
Otras las he imaginado.
Y el resto, son producto de mis deseos.
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ESTA HISTORIA CONTIENE LENGUAJE ADULTO ASÍ COMO CONTENIDO MADURO
SE DESCRIBEN ESCENAS ERÓTIC...
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📆Madrid 📆Primeros de Octubre
- Buenos días, atención al cliente de Organic Jam, le atiende Úrsula -respondo algo nerviosa al ver el número de teléfono de la llamada entrante. No falla. Todas las semanas, siempre a principios, recibo su llamada. A veces un lunes y otras un martes, pero, nunca deja de llamar.
- Buenos días Úrsula, soy Marcos -Dios. Que voz tan preciosa. Es que es escucharla y me tiembla todo el cuerpo.
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- Hola, Marcos. ¿Qué tal todo? -le pregunto realmente interesada por lo que pueda contarme, pues entre nosotros, las conversaciones surgen con bastante facilidad.
- Bien, no me puedo quejar. Hoy es mi día libre, así que en ese sentido, genial -me responde él manteniendo el tono afable de cada una de sus llamadas.
- Pues me alegro mucho -enrosco un mechón de mi pelo pelirrojo en mi dedo, mientras cierro los ojos imaginando que estoy sentada en un sofá y él está a mi lado hablándome, mientras yo me derrito por dentro escuchándolo.
- ¿Y tú?
- Bueno, no ha estado mal. Fui al cine el sábado y después a cenar a un restaurante nuevo que hay cerca de La Latina -durante algunos minutos, ambos hablamos de los sitios que conocemos donde se coma bien y que también, el precio sea asequible. Hasta que la conversación deriva al verdadero motivo de su llamada- ¿un pedido, Marcos?
- Si, por favor -me contesta él con esa voz tan sensual o que yo creo que tiene.
- ¿Lo de siempre?
- Si, por favor. Lo mismo que mi último pedido y también un par de piñas y arroz integral que quiero hacer rissotto -me pide él mientras tecleo en el ordenador con su ficha de cliente aún delante de mi.
- Perfecto. Pues si no pasa nada para esta tarde lo tienes -le aseguro mientras preparo todo para su envío.
- Gracias, Úrsula -sé que ya es la hora de despedirse y no puedo evitar sentir mi corazón algo entristecido por dejar de escuchar su voz.
- A ti siempre -le respondo con una sonrisa que aunque sé que él no puede ver, yo se la doy.
- Y... - Marcos se queda callado algunos segundos como si quisiera decirme algo más. Espero sujetándome el pecho, hasta que por fin él vuelve a hablar- que pases una buena semana, Úrsula.
