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ᴛᴏᴍᴀs ᴄᴀᴍᴘᴏs

"Yo no quiero estar sola, Tomas"

Sus palabras se repetían una y otra vez en mi mente.

¿Queres volver, Tomas?
Mi mente preguntó.

Claro que quiero volver, la quiero a ella, pero también quiero tiempo para mi mismo.

¿Por qué no volves?
Mi mente volvió a preguntar.

No lo sé.

Volve, Tomas.
Mi mente me ordenó.

Ahora estaba en un delirio.

Sabía que si volvía iba a ir a buscarla, no quería volver a lastimarla, quería amarla y tenerla conmigo, pero no se como amar alguien, tampoco se como tener a alguien sin que salga corriendo luego.

Miré la fecha.

11/09/2015.

Era mi cumpleaños, pero también pasaba un mes desde la última vez que la vi.

Había huido, había dejado todo atrás, solo escape de mis problemas sin decirle a nadie, quería estar solo, pero al mismo tiempo la quería a ella, aunque se que directa u indirectamente, había perdido a mi reina.

A un pilar en mi vida.

A la que le confié cosas que a nadie más le he dicho.

Ella por más que no esté conmigo siempre va a ser eso, mi reina.

Miré a un lado y luego al otro, la cabaña vieja me daba tranquilidad, miré las llaves de mi moto, suspiré.

No lo hagas, Tomas.
No lo hagas.

Mi cuerpo se movió rápido, agarré las llaves y salí rápido del lugar, agarré la moto y aceleré lo más que pude.

Me salte semáforos en rojo, altos, reductores de velocidad, aceleraba lo más que podía.

Necesitaba llegar rápido.

Entre a Cutral Co, me sabía el caminó de memoria, entre al barrio y me detuve enfrente de su casa.

Miré, la luz de su pieza estaba encendida.

¿Estarán sus papás?

Tomé mi celular.

"Baja"

Ella me clavó el visto, escuché como baja las escaleras lento.

—¿Por qué mierda me dijo que bajará?—escuché como habló alto, definitivamente, sus papás no estaban.

Toque la puerta y escuché como puteo.

—Bueno señor, si voy a morir que sea ante tus ojos—dijo ella.

La puerta se abrió lentamente, ella se quedó quieta cuando me vió.

Yo me dediqué a mirarla de arriba abajo, seguía igual, estaba con un short negro, de esos que usa para jugar, y un top deportivo del mismo color.

—Tomi..—pronunció ella bajó.

Me acerqué a ella y la abracé, ella pasó sus manos por mi cuello.

—Te extrañe—murmuré en su oído.

—Yo también te extrañé, Campos—

Nos separamos del abrazo, pero ella hizo que nos volvamos a unir, pero de otra manera.

Sus labios chocaron con los míos, como lo hacía antes, seguí su ritmó lento.

Hice que entráramos a la casa mientras tomaba su cintura y la cargaba en dirección hacía su pieza.

En la pieza minutos después solo se escuchaba como gemía mi nombre.

¿𝐋𝐚 𝐞𝐝𝐚𝐝 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚? | 𝐂.𝐑.𝐎 [En corrección]Where stories live. Discover now