Capítulo VII. (Descubierto)

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Capítulo VII. (Descubierto)

POV Adrián

—Es de Alice, me lo prestó cuando entramos a la Zona Roja, ella me dijo que esto representaba algo dentro, pero no recuerdo de que se trata.

— ¿De verdad? —preguntó.

—Sí, de verdad.

—Solo me preocupo por ti.

—Lo sé.

—Eres mi mejor amigo.

—Y tú eres el mío —confirmé.

—Por favor devuelve eso. Es un símbolo de su gente, y su gente es escoria.

—Se lo voy a devolver a Alice.

—Supongo que ahora debo dejarte dormir.

—La verdad es que estoy muerto de sueño.

—Bueno, te voy a dejar descansar. Probablemente regrese en otro momento con Jacobo, él también quiere verte y saludarte.

—Aquí los espero.

—Nos vemos Adrián, cuídate mucho.

—Seguro.

—No seas imprudente.

—Claro que no.

— ¿Lo prometes?

—Bueno... sí —susurré.

—Por cierto, ese chico que no quieres que conozca. Sabes que voy a saber de quién se trata muy pronto, no vas a poder esconderlo siempre —aseguró.

George salió de la habitación, cómo una persona normal, por las escaleras. Lo escuché bajar y salir de la casa, y solo en ese momento la tensión que se había apoderado de mi cuerpo, lo abandonó.

Estaba aliviado de que todo saliera bien, pero estaba mentalmente agotado, y me dejé caer sobre la cama como un peso muerto.

Los nervios y la adrenalina del momento con él terminaron con las últimas energías que tenía, y ahora lo único que quiero y puedo hacer es dormir para recuperar la cordura. Sin embargo, no fue fácil quedarme dormido, porque comencé a dar vueltas en la cama, pensando en todos los acontecimientos del día.

Pero con el pasar de los minutos comenzaron a verse borrosos, y lo último que pude ver fue la mirada de S. La misma que había visto esa noche en La Cueva, y la misma que me había hecho meter en todo este problema.

Me desperté algo desorientado, me senté sobre la cama y bostecé. Lo primero que hice fue ver la cadena colgando en mi cuello, y recordé lo bien parado que pude quedar anoche, por todas las mentiras que inventé.

Sé que estoy en muchos problemas, no puedo seguir sosteniendo todas estas mentiras durante mucho tiempo, porque... ¿cómo decirlo? Estoy en territorio enemigo, pero los enemigos son mis amigos.

Definitivamente, todo un problema.

Un sonido musical y conocido me sacó de mis pensamientos. Tomé mi teléfono para ver el número de la persona que me estaba llamando, y la verdad esperando que se tratara de mi novio, pero el nombre que apareció en la pantalla me tomó por sorpresa, y me di cuenta de que no tengo la menor idea de como estaba agendado el número de S, ya que el mismo se encargó guardarlo.

Me aclaré la garganta antes de atender, para que mi voz sonara al menos un poco agradable.

—Alice, no esperaba que me llamaras.

— ¿Adrián? —murmuró. Su voz es dulce, justo como la recuerdo.

—Sí, soy yo. ¿Cómo estás?

—Estoy muy bien, solo quería saber qué planes tienes para hoy.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora