Capítulo LXXIV. (Zona Blanca)

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Capítulo LXXIV. (Zona Blanca)

POV Adrián

—Adrián, ¿puedes hablarme de tu familia? —preguntó Darío, y me di cuenta de que lo hizo con mucho cuidado, como si temiera que el tema me incomodará.

—¿Qué es lo que quieres saber exactamente? Te puedo hablar de muchas cosas. —le dije, mientras cortaba la carne de mi plato.

Estábamos en el restaurante que mencionó Alice, cenando. Desde que le dije a Darío que la mujer que habíamos visto en la clínica era mi madre, no me preguntó absolutamente nada respecto a la situación, lo que agradecí porque estaba perdido en mis pensamientos. Pero sabía que en cualquier momento la curiosidad lo vencería. El momento era tan bueno como cualquier otro para decirle lo que quería saber.

—No lo sé, supongo que todo. Quiero saber qué fue lo que te empujó a dejar la vida que tenías para irte a vivir a la zona roja, conociendo el tipo de ambiente que se desarrolla en el territorio. —se encogió de hombros y tomó su copa de vino para darle un sorbo a la bebida espumosa.

—De acuerdo, pero es mucho de lo que hay para hablar. Podría tomarnos toda la noche.

—Está bien para mí, podemos hablar hasta que aparezca tu esposo. —asentí.

—Mis padres siempre fueron personas bastante frías, el único interés para ellos es y siempre será trabajar. Desconozco la razón por la que decidieron tenerme, nunca me atreví a preguntar, tal vez porque no quería conocer la respuesta. Me fui dando cuenta de muchas cosas desde pequeño, porque todo en mi vida era controlado por ellos, cada aspecto de lo que yo tenía que hacer, tenía que pensar o tenía que desear. Todo estaba planificado.

—¿Entonces comenzaste a sentirte infeliz? —preguntó y negué con la cabeza.

—En realidad, por alguna razón siempre me ha costado mucho exteriorizar mis sentimientos. Nunca les dejé ver que sus actitudes y decisiones me estaban afectando emocionalmente. Supongo que se debe al hecho de que cuando eres un niño no tienes otra opción más que ser conformista con la situación que está a tu alrededor, porque ese es tu mundo y no tienes el poder de cambiar nada. Aunque pensaba que era extraño no me molestaba, porque yo no conocía nada aparte de lo que ellos me mostraban. Siempre vi clases en privado, no tuve amigos. Y solo salía de la casa con el hombre que me crió.

—¿Entonces te gustaba tu vida hasta ese punto o solo...?

—Estaba conforme con lo que tenía, sí. A pesar de que nunca tuve afecto, más que el de una sola persona, nunca tuve ningún tipo de necesidad. Tampoco conocía el mundo como para poner anhelarlo. Me mantenían atrapado en una burbuja que crearon con la intención de controlarme. Sé que suena cruel, pero esa es la realidad. Mis padres solo eran padres cuando era conveniente para ellos, porque todo en su vida es un negocio, yo no les importo. Pero cuando las personas crecen todo cambia, ¿cierto? Mi burbuja reventó cuando conocí a George y Jacobo.

—Es cierto. Siempre me dio curiosidad saber cómo fue que se conocieron.

—Nunca hablé sobre esto con nadie, no recuerdo bien los detalles. Tenía ocho años en el momento que aparecieron en mi vida. La zona azul es probablemente el lugar más seguro de esta ciudad, eso ya lo sabes, porque cada quien se preocupa por proteger lo que tiene, el poder y el dinero no faltan para ello. Sin embargo, eso no fue suficiente y esa fue la peor noche de mi vida, me secuestraron. Mis recuerdos no son realmente muy claros, intente bloquearlos por mucho tiempo y el rostro de cada una de esas personas es una imagen borrosa en mi mente. Creo que entraron por la ventana de mi habitación, yo tenía un botón de seguridad abajo de la cama, para llamar a los empleados en caso de una emergencia, pero no tuve la oportunidad de tener acceso a alguien más, ellos no me lo permitieron.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora