Capítulo XXIX. (El policía)

729 133 67
                                    

Capítulo XXIX. (El policía)

POV Adrián

La Cueva estaba completamente llena, tanto que era difícil poder moverse por el local, y me pregunté si había algún tipo de evento, pero solo era fin de semana, y la gente solo quería emborracharse y pasar un buen momento. Pero nosotros estábamos trabajando en el cuarto de seguridad. Daniel estaba conmigo vigilando todas las pantallas, esperando que apareciera el objetivo, y aunque todos me dijeron que podía quedarme en la cabaña, y que no era necesario que saliera, no quise quedarme solo en ese lugar. No podía evitar sentirme intranquilo, y aunque en público corría el riesgo de que alguno de los chicos me vieran, dudaba que sucediera esa noche.

Llevábamos horas en ese lugar y me estaba quedando dormido, pero por suerte Daniel sí estaba atento a las cámaras. No estaba seguro de cómo esperaba ubicar a la persona que estábamos buscando entre toda la gente que había en el primer piso, pero él permaneció optimista ante la situación. No quería quedarme dormido, así que me ofrecí a buscarle un trago, y él aceptó. Me puse la máscara para cubrir gran parte del rostro y salí para caminar como pude hasta la barra, abriéndome paso entre las personas. Pedí los tragos, y me apoyé en el mesón de bar esperando que estuvieran listos, y justo en ese momento alguien me tomó de la mano, y en cuestión de un segundo mi cuerpo se encontraba atrapado entre unos brazos y la pared que se encontraba más cerca.

—Cualquiera podría secuestrarte si te dejas atrapar tan fácilmente —me dijo, divertido.

—Sin embargo, tú pareces ser el único que quiere secuestrarme, y que parece tener una pequeña obsesión por llamar mi atención de mala manera —contesté.

—Te extrañe —reveló, y desvié la mirada.

—Yo no lo hice.

—Deja de mentir y dame un resumen de tu situación actual. Estaba trabajando fuera del territorio después del pequeño incidente que ocurrió, y no me he enterado de lo que pasa por aquí. Más tarde voy a pasar a reportarme con Bruno, y supongo que él me lo dirá, pero puedes ir adelantando los detalles —sugirió, mientras sacaba un cigarro para ponerlo entré sus labios, y le quitó el encendedor a alguien para prenderlo.

—No saben que estoy vivo, porque no he vuelto, llevo desaparecido varios días, así que tampoco me siento en posición de decirte que sucede dentro de esa casa —susurré, y me sopló el humo del cigarro sobre el rostro.

— ¿Y qué piensas hacer? —preguntó.

—No estoy seguro, llevo pensando en esto varios días. Espero poder tomar una decisión hoy, de que es lo más conveniente para mi vida en este momento...

—Debe ser difícil para ti tener que decidir. No sé qué haría si estuviera en tu posición —murmuró, y me miró a los ojos.

— ¿Cómo me reconociste? Estoy seguro de que mi rostro es bastante distinto de lo que era la última vez que nos vimos. Parece el de un muerto viviente —señalé, y él sonrió antes de bajarme la máscara para poder verme mejor.

—No importa lo que hagas o dónde te escondas, siempre te voy a encontrar.

—Acosador —acusé, y se rió.

— ¿Estás seguro de que no me extrañaste? —inquirió, y negué.

—Por supuesto que no. ¿Crees que tengo tiempo para extrañar a una persona que solo aparece cuando quiere? —cuestioné.

—Ya veo —dijo divertido, y tomó la cruz que estaba colgando sobre mi cuello entre sus manos.

—Solo me pregunté dónde estabas, es todo. Lo pensé por un instante —admití, y me dio la impresión, por su expresión, de que estaba satisfecho por mi confesión.

Marioneta de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora