Capítulo LXXXIII. (Doble cara)

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Capítulo LXXXIII. (Doble cara)

POV Adrián

—¿La dejaron el día de la reunión? —preguntó Ronald, y asentí.

—Sí, encontré la nota en mi bolsillo cuando salí del restaurante. No tengo la menor idea de quién es el autor pues, hasta donde recuerdo no se me acercó nadie hasta que todo terminó. Le pregunté a otra persona —le dije y miré a S se reojo —, y él piensa que están intentando jugar con mi mente. Quieren que me vuelva loco.

—Eso tiene sentido —susurró Ronald.

—Bueno, es obvio que el culpable asistió a la reunión con la intención de hacer esto. Es más fácil trabajar de ese modo —comentó S, y observó la nota.

—¿Qué quieres decir? —cuestionó Ronald, y lo miró con interés.

—Bueno, el restaurante tenía cámaras —comenzó a decir, y le dió una calada al cigarro que estaba fumando —, solo tenemos que pedir el vídeo para obtener respuestas. Es simple.

—La verdad es que no pensé en eso —dijo Daniel, y me miró.

—Yo tampoco —admití —, no sabía que tenía cámaras. Pensé que querían ser más discretos en cuanto al tema de las reuniones.

—Sabía que el restaurante tenía cámaras, pero hable con el encargado para que las apagará durante la reunión. O más bien, lo soborne... No esperaba que fuéramos a necesitar vídeos de ese día... —explicó Ronald.

—No estaban todas apagadas. Solo algunas. Y lo sé porque dónde yo estaba parado ví una que se movía de derecha a izquierda cada treinta segundos —agregó S.

—Tenemos que ir a buscar esos vídeos. Puede que obtengamos la respuesta que necesitamos —señaló, y asentí.

—Pero hay algo que no me puedo sacar de la cabeza —dije en voz alta, y todos me pusieron atención —. La persona con la que hablé... Él me dijo que había un patrón similar en esto y lo que está sucediendo en la Zona Roja. Y creo que tiene razón, chicos... De verdad pienso que la persona que se tomó la molestia de hacer esto, tiene que ver con los hechos que han venido ocurriendo desde hace meses.

—No suena descabellado. La verdad tiene sentido —mencionó Ronald en voz baja —. Y eso quiere decir que debemos actuar ahora sí queremos obtener respuestas.

—No puedo ir, tengo que trabajar —les dije, y suspiré —. Lo lamento chicos, nadie está más interesado que yo en aclarar todo este asunto.

—No te preocupes Adrián, nosotros podemos encargarnos de esto. Puedes irte —me aseguró Ronald, y asentí.

—Oye, ¿podemos hablar un momento antes de que me vaya? —le pregunté a S, y él asintió antes de seguirme a su habitación.

No sabía por dónde comenzar, el ambiente no era el mismo de siempre, era incómodo. Él se quedó en silencio, esperando que yo iniciará la conversación, pues había sido mi idea hablar de todos modos.

—Tengo mucho trabajo. No voy a poder verte tanto como me gustaría los próximos días.

—Está bien, lo entiendo.

—Y por eso quiero que me expliques qué pasa. Si no me hablas, no puedo entender cuál es el problema, y de verdad eres un hombre bastante complicado —suspiré —. Te fuiste de viaje por varios días y no respondiste ninguno de mis mensajes, ninguna de mis llamadas.

—No había buena señal donde estaba. No fue a propósito.

—Pero si te mantienes ausente de mi vida, es más fácil pasar tiempo con él. Sé que ese es el verdadero problema, es mi culpa, lo sé. No es mi intención hacerte daño, pero estos días me cuesta trabajo entender tu cabeza. Si quieres que me quede contigo comienza por decirme de manera clara lo que quieres —manifesté —, quiero que la situación entré nosotros este de la mejor forma posible. Solo quería decir todo esto antes de irme, para que no te hagas ideas extrañas en la mente.

Marioneta de CristalWhere stories live. Discover now