Capítulo LXXVII (Proyecto)

362 64 8
                                    

Capítulo LXXVII (Proyecto)

POV Adrián

—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó M.

—Mis chicos tienen hambre, no han comido nada porque estuvimos trabajando toda la noche, por eso vine a comprar comida para ellos. —explicó Antonio.

—Ya veo. —le dijo M y desvió la mirada, completamente hostil, pero yo intente ser más amable.

—Entonces, ¿estuvieron trabajando toda la noche? deben estar agotados. —comenté.

—Sí, fue una noche difícil. Bruno quería que nos encargáramos de unos asuntos lo más rápido posible, ¿y ustedes que están haciendo aquí?

M y yo intercambiamos una mirada cuando escuchamos esas palabras, «unos asuntos» podía significar muchas cosas, y a ninguno le gusto el trasfondo de lo que realmente quería decir.

—Nosotros también estábamos trabajando. —susurré. —Así que no hemos dormido, solo vinimos a desayunar.

—Entiendo. De hecho, estaba a punto de buscarte Marcos. El jefe me dijo que quería hablar contigo, necesita lo que te pidió de manera urgente.

—No te preocupes Antonio, porque tan pronto como termine de comer, los chicos me van a llevar para allá. —dijo Marcos.

—Es cierto, nosotros lo vamos a llevar, así que no te preocupes si llegas primero, solo dile a Bruno que espere unos minutos. —le expliqué y Antonio apretó los labios antes de asentir.

—Perfecto, entonces lo mantendré informado. Por cierto, ¿pensaste en la propuesta que te hice? —me preguntó y M frunció el ceño de inmediato.

—La verdad es que... —miré a los tres hombres que tenían la mirada puesta sobre mi y comencé a rasguñar la mesa. —No he tenido mucho tiempo para pensar en ello, ha sido una semana ocupada, disculpa.

—No hay ningún problema, pero piénsalo, creo que es una buena oportunidad para ti. Nos vemos en casa chicos. —se despidió con la mano y se acercó a retirar sus pedidos.

—¿Por qué estás ansioso? —quiso saber M.

—No estoy ansioso.

—Esto. —tomó la mano con la que estaba rasguñando la mesa y me miró severo. —Es señal de que sí.

—No puedo evitarlo, no confío en él y me da un mal presentimiento cada vez que se me acerca. —susurré y M saco un cigarro para fumar, ahora de mal humor.

—¿Por qué no confías en él? ¿Existe algún problema entre ustedes? —preguntó Marcos, mirándonos alternadamente.

—No exactamente, la cuestión es que siempre actúa extraño cuando está cerca de nosotros. Es un hombre de confianza de Bruno y no nos gustan mucho sus actitudes. Es complicado.

—Debe ser difícil lidiar con eso. —musitó.

—Creemos que varios de sus hombres nos están espiando, es más, estamos casi seguros de que ese es el caso. —le dijo M.

—No entiendo muy bien la situación, ¿por qué sus hombres los están espiando? todos somos Halcones, trabajamos juntos. Eso no tiene sentido.

—Por supuesto, no lo está haciendo solo, está siguiendo órdenes. —murmuré.

—¿De quién? —Marcos nos miró confundido. —¿Bruno? pero es nuestro líder.

—Nosotros tampoco lo entendemos muy bien, pero a juzgar por los acontecimientos de los últimos meses, está pasando algo y tenemos que averiguarlo. —le dijo M.

Marioneta de CristalWhere stories live. Discover now