Vestidor

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Disclaimer: Los personajes de esta serie de Drabbles les pertenecen a la Mangaka Rumiko Takahashi, en cambio la trama salió exclusivamente de mi mente loca e inspirativa. No se aceptan copias/plagio del mismo.

Summary: Pequeños relatos que te dejarán el cuerpo picando por más. Porque para Inuyasha y Kagome no importaba el lugar, ni el contexto, ni las personas a su alrededor, solo deseaban concluir el acto de máximo placer entre besos apasionados, gruñidos y un éxtasis delirante, expresando su mutuo amor mediante el calor de sus cuerpos. [Reto Kinktober 2020]

Vestidor

—Y... ¿Qué te parece Inuyasha?

El susodicho simplemente se quedó sin habla, ensimismado de aquella imagen que perfectamente podía retratarse en un hermoso cuadro en su living.

Admiró la textura sedosa de la tela que caía suavemente por el cuerpo de la fémina. Su color era rosa palo, casi blanco. Bueno... él no era muy bueno para describir colores, seguramente que su novia le reclamaría que el tono no es ni cerca al mencionado.

—Bueno, los dejo solos para que opinen tranquilamente — mencionó la empleada del local.

Unos ruidos de tacones comenzaron a resonar en el piso en menor volumen y en cuestión de segundos la pareja quedó sola en aquel lugar.

Inuyasha siguió examinando en silencio aquel vestido que su novia llevaba puesto. Era estrecho en la parte de sus pechos y cintura para luego liberarse, dejándose caer por las largas y esbeltas piernas de Kagome.

Pese a que no podía destacarse su tonificado trasero por la tela suelta en aquella porción, su figura se veía exquisita.

Definitivamente debería tener cuidado con todos los hombres que tuvieran intención de acercarse a su novia. Una linda joven, inteligente, con buen sentido del humor y activa en la cama no se encontraba en cualquier lugar de Tokyo.

Kagome frunció su ceño al no sentir la completa atención de su pareja en lo necesario, y en cuanto vio esa sonrisa de lado en su rostro supuso por donde iban sus pensamientos.

Y después decían que Miroku era el pervertido de los dos. Ella lo comprobó en su momento y llegó a la conclusión de que Inuyasha es un aparato sexual.

Su miembro se despertaba a cada momento, sin importarle el contexto en el que estén. Ni hablar de lo insaciable que es, las noches eran cortas para ellos y los rounds se volvían repetitivos con el pasar de los años.

Ella amaba esa faceta salvaje y carnal que lo dominaba, aunque debía admitir que es cansador dejar satisfecho al susodicho.

Se acercó más hacia él tratando de hacerlo volver a la tierra. Tuvo mucho cuidado de no arruinar el vestido levantando parte de este al caminar en tacones, algo que odiaba en demasía pues aún era torpe y tropezaba a cada rato.

El peliplata parpadeó momentáneamente y se percató de la presencia femenina a centímetros de su cuerpo. Sonrió bobamente mientras detallaba cada facción de su rostro inocente y elegante.

—Te ves hermosa, Kagome — admitió y vio como sus mofletes se volvían más rojos.

Amaba verla en ese estado, producto de sus palabras.

—¿Crees que es el vestido indicado? — preguntó dando una media vuelta. —No quiero opacar a la novia...

—¡Keh! — soltó repentinamente. —Aunque Sango se vista extravagantemente bien para su boda, tú siempre robas la atención de todos, en especial la de los hombres.

—Inuyasha... — susurró conmocionada.

—Serás la dama de honor más hermosa del mundo.

Un tenue sonrojo apareció en las mejillas masculinas y Kagome se enterneció. Acercó sus manos a su rostro y lo besó suavemente agradeciendo aquellas bellas palabras que le declaró.

El peliplata la tomó por su cintura acercándola a su cálido cuerpo demandando más intensidad en su beso. Introdujo su lengua en su cavidad húmeda y la enredó con la femenina.

Ella no pudo evitar suspirar en su boca y en su cuerpo comenzó a recorrer una sensación cálida centrándose en su entrepierna.

Maldito Inuyasha, solo él era capaz de excitarla con un buen beso francés.

Él no dudó en recorrer las curvas de su novia centrándose en su trasero, el cual apretó y lo refregó contra su miembro despierto.

—Inuyasha... — gimió ella en advertencia.

—Solo un express, nadie nos descubrirá si guardamos silencio — explicó roncamente.

Kagome entendió la indirecta y terminó aceptando su invitación. No podía negar que ella también se encontraba en una situación similar y su vagina palpitaba por la unión.

Una sonrisa picara se asomó por el rostro femenino e Inuyasha actuó rápidamente.

Ambos entraron al espacio reducido y corrieron la tela aterciopelada de forma desprolija. No tenían mucho tiempo y debían aprovecharlo lo máximo posible.

Inuyasha bajó el cierre del elegante vestido de forma tosca ganándose un mini reproche por parte de ella, pero su actitud cambió inmediatamente cuando él comenzó a besar y succionar sus pezones exquisitamente.

Aquellos pechos lo tenían locamente excitado desde que los vio escondidos debajo de aquel escote molesto, que ahora que los tenía bajo su poder no dudó en dedicarle la atención necesaria.

La joven guio sus manos hasta la entrepierna de su novio para liberarlo de aquella tela de jean y tocarlo de forma directa. Él gimió roncamente cambiando el rumbo de sus besos hacia su cuello y encaminó su mano al centro húmedo de Kagome.

Ella también gimió y ambos comenzaron un movimiento constante, la humedad les facilitó el desplazamiento y tuvieron que besarse para callar los sonidos producidos por sus gargantas

Cuando sintieron que el orgasmo estaba próximo, Inuyasha la despojó de sus bragas, la tomó en brazos contra el espejo para finalmente hundirse en su cálido interior.

Las envestidas eran lentas pero profundas, sus respiraciones se mezclaron y los besos ya no eran suficientes para opacar los gemidos.

Kagome decidió acompañar el acto con movimientos pélvicos, delirando aún más a su novio, quien decidió morder suavemente su cuello en busca de calmar su bestia interna.

Sus instintos decidieron aumentar la fricción del acto y las envestidas se hicieron más salvajes. Ni el suave ruido de la espalda desnuda de Kagome chocando contra el cristal podría distraerlos.

Estaban cerca, ambos lo sentían venir.

Pero...

Toda la inspiración se fue a la basura cuando escucharon la voz confusa de la trabajadora de la tienda.

Se miraron fijamente y, aunque sus centros seguían agitándose por el placer, no pudieron seguir.

Se encontraban dentro del vestidor, semidesnudos y con una empleada buscándolos desesperadamente pensando que se fueron sin pagar el vestuario.

Definitivamente, estaban en graves problemas...

Fin

Palabras: 981

Notas de autor: ¡Wenaaas! Acá les dejo el drabble correspondiente al día de hoy.

Debo decir que amé escribirlo por la impulsividad de ambos y los problemas en que se van a meter cuando los descubran. Ellos decían siempre que un express era bueno ¿No?... que se banquen las consecuencias jsjsjsjsjs

¡Saluditos! No se olviden dejar sus reviews, me encantan leer todo lo que opinan.

A little spicyWhere stories live. Discover now