Misionero

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Disclaimer: Los personajes de esta serie de Drabbles les pertenecen a la Mangaka Rumiko Takahashi, en cambio la trama salió exclusivamente de mi mente loca e inspirativa. No se aceptan copias/plagio del mismo.

Fanfic participe del Kinktober 2020

Misionero

Lo único que lograba escuchar en aquella habitación oscura eran aquellos débiles sonidos que perforaban su corazón.

Las lágrimas se distinguían por la luminosidad de la luna, derramándose sin cesar por las mejillas sonrosadas. Su ropa seguramente ya se encontraba humedad por la salinidad.

Observó que ella recogía más sus piernas contra su pecho, en busca de poder calmar el dolor de su alma, pero aquello era imposible.

Nada podía sanar la herida que comenzaba a crecer en su corazón, ni él mismo podría hacerlo y se odiaba por ello.

Ya estaba cansado de quedarse estático ante la situación, con un temor que paralizaba todos sus sentidos. Solo se sentía un espectador de sus desvelos acompañados de desgarradores sollozos provenientes de la garganta femenina.

Varias veces ella trataba de contenerlos mordiendo fuertemente sus labios, al punto de asomarse pequeñas gotas de sangre en su piel.

No podía seguir viéndola de esa manera, muerta en vida.

Ya no era la misma Kagome de antes, aquella que sonreía radiantemente por todo, que veía el lado positivo de las cosas o encontraba las soluciones a sus problemas.

Aquella Kagome perdía luz, perdía calor. Perdía vida.

Ahora solo la veía contraerse en posición fetal mientras expulsaba todo el dolor que la consumía. Las noches eran cortas para sus llantos, pero era la única manera que encontraba para desahogarse de la carga que llevaba en sus hombros, creyendo que en él no se percataría de ello.

Que grave error estaba cometiendo. Él si estaba consciente de lo sucedía con su prometida, por más que ella tratara de ocultarlo. Pero no podía reaccionar, no podía.

Y se odiaba por ello, porque debía acompañarla en el proceso, debía ser fuerte y estar a su lado, aunque su corazón se parta por ello. Necesitaba decirle que todo saldría bien y que no se preocupara porque él siempre estaría ahí hasta su último suspiro de vida.

Pero era un cobarde, un cobarde con miedo encima. Mucho miedo.

—Kagome...

Su garganta se secó ante la expectación y sus pies frenaron el andar hacia su frágil cuerpo. Ella simplemente ahogó otro sollozo antes de dirigirle la mirada.

Inuyasha se paralizó nuevamente y una opresión apareció en su pecho. Sus ojos lucían opacos y demacrados, el color chocolate a penas se distinguía entre la hinchazón y el líquido salino.

Su maquillaje se corrió por sus mejillas dejando un rastro negro con leve opacidad. Sus labios carnosos y perfectos se encontraban rojos y con pequeñas lastimaduras en su relieve.

«Basta»

Debía dejar ser un cobarde, solo por ella. Porque lo necesitaba.

Con determinación, continuó su andar hacia el cuerpo frío y tembloroso de Kagome. Se arrodilló frente a ella y tomó su rostro suavemente, deseando que el calor de sus manos le brindaran una sensación de bienestar.

—Kagome... — susurró de forma dulce. —Debes ser fuerte, juntos saldremos de esto.

Sintió los estremecimientos desbordar su cuerpo, descolocándolo por unos segundos. La susodicha tragó saliva, pero ninguna palabra brotó de su boca, seguía muda demostrando su sentir por el brillo de sus ojos.

—Sabemos que esto tiene solución. Hay buenos tratamientos, médicos eficientes en oncología...

—Me voy a morir — soltó de golpe.

Inuyasha enmudeció por lo dicho, otra vez la cobardía era presente en sus acciones. Sus ojos dorados entendieron el significado y no dudaron en cristalizarse.

«No»

—No vamos a poder casarnos ni voy a poder darte una familia digna. Ni siquiera vamos a envejecer juntos ni tener una casa propia llena de amor — ella prosiguió su monólogo.

—Kagome, sabes que no es cierto, yo....

—¡No te das cuenta! — su grito resonó en la habitación callando nuevamente al peliplata. —Yo quedaré empotrada en una camilla con un sin fin de agujas clavadas en mi brazo tratando de mantenerme con vida. Mi cabello se caerá y mi piel se pondrá pálida y seca y....

Su voz se quebró y un nuevo sollozo provino de su garganta. Las lágrimas volvieron a retomar su descenso por sus rosadas mejillas atrayendo de nuevo aquel ambiente deplorable.

Inuyasha no dudó en atraerla hacia sus brazos y apretarla fuertemente, rogando que el calor de su cuerpo lograra transmitir todo el apoyo y el amor necesario.

—No nos vamos a rendir tan fácil — susurró con esperanza. —Vamos a luchar hasta el final y cuando logremos vencer el cáncer, formaremos nuestra familia.

El pequeño y entumecido cuerpo femenino comenzó a percibir la calidez de sus palabras llenando cada poro de su piel de una esperanza debida. Su temblequeo comenzó a perder ritmo y al igual que sus sollozos.

—¿Me lo prometes? — susurró luego de un silencio eterno.

Inuyasha se despegó de ella y observó el brillo de aquellos ojos chocolate. Inmediatamente entendió su pregunta.

—Lo prometo.

Y para sellar su promesa verbal, ambos se fundieron en un beso pacífico y lleno de vida. La salinidad aún se sentía en los labios femeninos e Inuyasha se juró borrar aquel rastro.

Tomó su cuerpo nupcialmente y la depositó sobre el mullido diván para luego posarse sobre ella y comenzar a demostrarle con caricias fogosas y un profundo amor todo lo que necesitaba en ese momento.

Ambos se transportaron a otra dimensión imaginaria. Sus bocas se encontraban apasionadamente liberando gemidos y sonidos cargados de placer mientras que sus manos recorrían febrilmente cada porción de piel desnuda, palmando y otorgando placer donde más lo requerían.

El peliplata guio sus manos a los muslos femeninos aumentando el ritmo de sus embestidas sin dejar la distancia de sus labios. Los sollozos terminaron convirtiéndose en suaves gemidos, inundado la habitación de un cálido sentimiento que vibraba en sus corazones.

Aquella frialdad en el cuerpo femenino se opacó con el calor de las caricias y besos de Inuyasha, dejando un cúmulo de sensaciones que próximamente desbordarían de su ser.

El clímax les llegó de forma intrépida y candente, y una determinación predominante se instaló en el raciocinio de Kagome.

«Se entregaría a la promesa de su amado Inuyasha. Porque junto a él, lucharía contra cualquier adversidad.»

Fin

Palabras: 996

Notas de autor: Capaz que muchos no esperaban el contexto triste del drabble, pero quería retratar la realidad en él. El sexo no siempre tiene que ser algo carnal y fogoso, también puedes demostrar amor y sentimientos mediante el acto.

Este drabble se lo quiero dedicar a todas las personas que se encuentran luchando contra esta enfermedad, se sabe lo difícil que es el cáncer, pero la esperanza es lo ultimo que se debe perder. En especial, a mi mamá por su aniversario hace unos días, aunque ella no ganó la batalla, luchó por 4 años hasta el final y para mí eso vale demasiado.

Muchas gracias a todas las personas que leen esto, tanto a los lectores fantasmas como a los que comentan. Me alegra ver que Sota retomó su puesto de villano y arruinó otro hermoso momento InuKag (insertar voz malvada xD)

¡Nos leemos mañana! 

¡Los adoro!

A little spicyWhere stories live. Discover now