Barco de vela

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Disclaimer: Los personajes de esta serie de Drabbles les pertenecen a la Mangaka Rumiko Takahashi, en cambio la trama salió exclusivamente de mi mente loca e inspirativa. No se aceptan copias/plagio del mismo.

Summary: Pequeños relatos que te dejarán el cuerpo picando por más. Porque para Inuyasha y Kagome no importaba el lugar, ni el contexto, ni las personas a su alrededor, solo deseaban concluir el acto de máximo placer entre besos apasionados, gruñidos y un éxtasis delirante, expresando su mutuo amor mediante el calor de sus cuerpos. [Reto Kinktober 2020]

Barco de vela

Unos cálidos rayos de sol comenzaron a filtrarse por la cortina anunciando un nuevo día.

El peliplata yacido desnudo en su cama se quejó cuando estos se posaron insistentemente en sus ojos adormecidos.

No dudó en soltar un gruñido y refregar con sus manos sus párpados buscando quitar parte de su sueño.

Bostezó y se reacomodó sobre el acogedor colchón, fue en ese instante en que se percató de una presencia ajena ocupando el otro extremo de la cama.

Se colocó de perfil, sosteniendo el peso de su cuerpo con tan sólo su codo y observó el cuerpo femenino y pequeño.

Se distinguía su suave espalda desnuda entre la manta de pelos desordenados de color azabache, su cintura pequeña y el inicio de sus caderas y glúteos medianamente cubiertos por la sabana.

Ella se encontraba durmiendo plácidamente, sin permitir que las interrupciones hicieran lo suyo. Su respiración era acompasada inflando su cuerpo a un ritmo pausado.

Inuyasha sonrió con arrogancia sabiendo de ante mano la razón de su cansancio. No podía negar que él también se encontraba de esa manera, pero no tuvo la misma suerte que su acompañante y fue despertado por el astro rey.

Recordaba como ambos no desperdiciaron la noche haciendo el amor incontables veces. Aún podía sentir sus gemidos ahogados en su oído a la vez que suplicaba aumentar el ritmo. Él no le negó nada y la complació como nunca lo hizo con otra mujer.

Solo con Kagome perdía el control de esa manera, solo ella lo excitaba a grandes niveles con sencillas caricias o besos apasionados.

Dejó sus pensamientos a un lado cuando sintió un movimiento a su lado. La cama resonó y la joven se estiró en ella destensando sus músculos adoloridos. Sus cabellos se desparramaron sobre ella y el colchón, generando un contraste de colores notorio, igual que el de su piel bronceada con la de ella.

—Buenos días — su hablar era similar al ronroneo de una gatita.

—Buenos días, preciosa — respondió en igual tono. —¿Cómo amaneciste?

—Adolorida.

Soltó una carcajada alegre que él no dudó en acompañar. Amaba las mañanas así, donde lo primero que veían al despertar eran sus rostros cansados pero complacidos por el acto en que se sumieron hasta el alba.

—Aún falta una hora para el inicio de tus clases — avisó con desgano.

No quería separarse de ella, pero ambos debían volver a la realidad en la que eran sumisos; él como empresario y prometido de Kikyo y ella como estudiante de preparatoria y su cuñada.

Kagome no tardó en bufar ante lo dicho y un puchero se instaló en sus labios.

El peliplata no resistió más y se aproximó a su cálido cuerpo con la intención de eliminar aquella queja de su rostro.

Ella no tardó engancharse como garrapata a su cuello y corresponder febrilmente a sus deseos. Ambos cuerpos se aplastaron contra el mullido colchón y dieron rienda suelta al cúmulo de sensaciones que despertaron en sus entrañas.

Kagome fue la primera en separarse exigiendo aire en sus pulmones e Inuyasha no tardó en desviar sus labios hacia aquellos pechos voluptuosos bajo su dominación, deseaba probarlos como el primer día que lo hizo.

—Tenemos tiempo — declaró ella entre jadeos. —Solo espero que mamá haya caído en la trampa que inventamos con Ayumi.

Fue en ese instante en que Inuyasha dejó su labor y su atención se centró en lo dicho por su voz melosa.

La señora Higurashi nunca aprobaría su relación, Kagome aún era menor de edad. Por ley y por moral su relación estaba completamente prohibida.

Pero aquello no fue el impedimento suficiente, ambos cayeron en la tentación y se dejaron guiar con fluidez por lo que sus deseos carnales exigían en sus pieles. Desde ese momento, acordaron que el departamento del peliplata sería su mayor refugio para dar rienda suelta a su amor.

Como lo estaban haciendo esta misma mañana.

—Pequeña mentirosa — succionó con insistencia aquel pezón rosado reprobando su actitud.

—No me digas mentirosa que tú también formas parte de esto — reprochó entre gemidos. —Además no le podía mencionar que me iría a dormir al departamento de mi cuñado ¿No?

El peliplata gruñó ante la excusa. Odiaba tener que mentirle a todo el mundo, pero no quedaba otra opción. No volvería a separase de Kagome, no después de fusionarse en su ser y en su corazón.

—Tienes razón — admitió volviendo a tomar sus labios. —Entonces, debemos aprovechar al máximo.

De pronto, una lluvia de caricias fogosas desbordaron el cuerpo de Kagome quien no evitó retorcerse y gemir ante ellas. Él recorrió cada rincón de su cuerpo centrándose en aquellos donde requería más atención.

—Ahhh... Inu-Yasha! Por... favor — logró pronunciar sintiendo sus dedos atender fuertemente su clítoris.

—¿Qué deseas? — su voz demandaba arrogancia.

—A ti, dentro de mi ser.

Y sin perder más tiempo, el susodicho hundió su erecto miembro dentro de las carnes calientes de la joven.

Ambos se quejaron mezclando sus gemidos y comenzaron un vaivén insistente. Cada uno movía su pelvis al ritmo que deseaban mientras sus bocas y lenguas se unían en una danza delirante.

Inuyasha, guiado por el placer, se arrodilló frente a ella y tomó bruscamente sus piernas abriéndolas en V. Con aquella posición, la unión se volvió más profunda y directa, sintiendo en demasía la humedad y el palpitar de sus intimidades.

El vaivén se volvió más primitivo y los sonidos de la habitación más audibles. El peliplata tenía el control de la situación y no dudó en incrementar aún más el ritmo arqueándose y dejando que su garganta hablara por él.

Kagome se encontraba en igual condiciones, su cuerpo comenzaba a sentir como una sensación cálida recorría sus venas y su centro se humedecía más.

El clímax no tardó en llegar en ellos. Inuyasha apretó el agarre de sus manos en los tobillos femeninos y gimió guturalmente en reacción al palpitar que envolvía a su miembro. Kagome lo recibió plácidamente, sintiendo su semilla llenar cada espacio de su interior.

Ambos cuerpos yacían cansados nuevamente sobre el diván, pero esta vez no se permitieron el descanso. Debían volver a sus vidas.

Fin

Palabras: 1016

Notas de autor: ¡Wenaaas mis bellos lectores! Sepan disculparme por esas 16 palabras de más, no saben cómo me recrimé por ello, pero no podía seguir eliminando párrafos y párrafos (literal que tuve que borrar casi una carilla entera).

Me doy cuenta de que es súper complicado plasmar todo lo que querés escribir en tan solo menos de 1000 palabras, suelo irme muy rápido por las ramas. Además de que no quería dejarlos con la acción a medias 7u7

Quiero agradecer hasta el infinito y más allá (ahora soy Buzz Lightyear xD) por los hermosos comentarios que me dejaron. A pesar de no ser muchos, yo los valoro muchísimo. Ustedes son mi mayor motivación al escribir.

Ya que lo pidieron, el drabble anterior tendrá una continuación en el departamento. Ya veremos cómo serán las cosas, pero será candente como todos xD.

¡Nos vemos mañana con otro drabble! 

A little spicyWo Geschichten leben. Entdecke jetzt