Encimera

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Disclaimer: Los personajes de esta serie de Drabbles les pertenecen a la Mangaka Rumiko Takahashi, en cambio la trama salió exclusivamente de mi mente loca e inspirativa. No se aceptan copias/plagio del mismo.

Fanfic participe del Kinktober 2020.

Encimera

Justo se encontraba masticando aquella porción de carne que se llevó a la boca cuando sintió un tenue tacto en su pantorrilla.

Había decidido ignorarlo pensando que alguien rozó sus pies sin querer, pero aquella extremidad no paraba de friccionarse contra él.

Inmediatamente dirigió sus lagunas doradas al frente, donde se encontraba su novia y prometida. Ella se mostraba concentrada en la charla que Sango le daba, pero él sabía que solo era una faceta para aparentar pues estaba más atenta recorriendo su pierna con aquel tacón azabache.

Cuando se propuso ignorar aquellos roces insistentes, llevándose otro bocado de comida, su mirada se cruzó con la suya. Entendió perfectamente la situación.

Ese brillo intempestivo en sus ojos chocolates la delataban, sin mencionar la leve sonrisa pícara que sus labios proyectaron. La vio llevarse el tenedor a su boca con un poco de ensalada y lo ignoró nuevamente, pero su pie no pensaba lo mismo.

Comenzó un suave recorrido por su pierna derecha. Subía con calma para luego deslizarse hasta su tobillo y empezar de nuevo con el ciclo.

De repente, sintió que aumentó la presión ejercida cuando se refregó, más de la cuenta, en la parte interna de su muslo masculino. Trató de no atragantarse con el sorbo de vino que decidió tomar previamente.

Kagome sabía jugar con fuego. El problema es no sabía hasta cuando soportaría aquella exquisita tortura, comenzaba a contar hasta 100 tratando de calmar su apetito sexual y no saltar encima de ella delante de sus amigos.

Justo cuando el pie femenino se friccionó contra la dureza de su entrepierna, Miroku comenzó una charla sobre el partido del día de ayer.

Trató de calmarse, dirigiendo una mirada rápida a Kagome en advertencia y aclaró su garganta antes de contestarle a su amigo. Debía buscar una forma de distraerse y que mejor manera que hablando de sus temas favoritos, el fútbol.

Al sentirse ignorada, la joven se removió inquietamente en la silla de madera antes de hablar.

—Sango, ¿puedo ir a la cocina a buscar la sal?

—Si, claro — la susodicha siguió devorando su plato como si nada.

Kagome se paró inmediatamente de su asiento y interceptó su mirada con la de Inuyasha, antes de dirigirse al nuevo destino.

La señal fue clara y si él deseaba lo mismo que ella, no tardaría en seguirla.

—Voy al baño, vuelvo enseguida — lo escuchó excusarse precipitadamente.

Agradecía mentalmente que el baño se encontraba en la misma dirección que la cocina porque a unos segundos de estirarse, tratando de alcanzar el frasco con sal, sintió un fuerte pecho pegarse contra su espalda.

La calidez que transmitía su cuerpo era similar a la de una estufa, su mano grande apresó la suya y su miembro se sintió duro en su esbelto trasero.

—Inuyasha — suspiró en advertencia. Los latidos de su corazón se aceleraron cuando escuchó su ronca risa.

—Te gusta jugar con fuego, pequeña — depositó un beso húmedo en su cuello.

—Están nuestros amigos esperando con la cena — alertó tratando de reprimir un gemido.

—Ahora te importan Sango y Miroku — protestó a su espalda. —Hazte cargo de lo que provocaste.

Sin esperar un segundo más, Inuyasha la volteó y la levantó intrépidamente para depositarla en la encimera.

Gimió ante el frío del mármol para luego recibir de llano aquellos labios masculinos en busca de su calor. Se apretó a su cuerpo, como si fuera una garrapata, y comenzó a rozar su centro húmedo contra la entrepierna despierta de su prometido.

Él subió el borde del vestido negro hasta la altura de su cintura, mientras sus lenguas se entrelazaban en una batalla sin fin recorriendo cada rincón de sus bocas.

Gimió nuevamente sintiendo el contraste de sus calientes muslos con la extensa textura fría de la encimera. Los labios masculinos se deslizaron por su cuello lamiendo y succionando, en busca de marcarla como su propiedad.

De pronto, Inuyasha comenzó a moverse salvajemente, simulando embestidas aún con ropa de por medio. Ella no pudo evitar reprimir sus jadeos y se sostuvo de sus anchos hombros buscando soporte ante las sensaciones nacientes en sus pliegues.

La fricción era delirante, no lo podía negar. Su miembro se hinchaba rápidamente al sentir, sutilmente, la humedad de la entrepierna de Kagome por encima de su ropa interior. Ella ejerció más fuerza en su agarre, clavando las uñas en la tela de la camisa y apresó sus piernas contra los glúteos masculinos.

—Ahh... Inuyasha — gimió entre sus labios.

—Joder Kagome, estás tan húmeda... — admitió al borde de la locura. Si seguían así, llegarían al orgasmo sin unir sus centros sensibles.

Al no aguantar más, el peliplata le despojó su braga de encaje negra para proseguir a desabrochar rápidamente su pantalón y luego bajar su bóxer.

Ambos gimieron al sentir la unión a flor de piel. No dudaron en comenzar un vaivén rápido buscando el máximo placer, cada uno se movía desesperadamente sin querer extender la espera. No importaba si era sexo rápido, se encontraban tan excitados que deseaban acabar con el martirio.

Trataron de callar sus gemidos mediante besos largos y apasionados, separándose lo necesario para recuperar el oxígeno. La tomó de la cadera para amoldarse a su ritmo pélvico y ella enrolló sus piernas, sintiendo más intensa y profunda la penetración.

El clímax está cerca y ambos no dudaron en dejarse llevar cuando alcanzaron la cima del placer. Sus cuerpos convulsionaron y sintieron el retumbar de sus latidos en sus oídos.

Justo cuando ambos sonrieron tontamente, aún embriagados de las sensaciones, escucharon unos pasos acercarse al recinto.

Como pudieron, y a la velocidad de la luz, reacomodaron sus ropas. Kagome deslizaba sus manos sobre el vestido tratando de eliminar los posibles pliegues en ellos e Inuyasha escondía su anatomía de vuelta en sus pantalones.

Cuando los encontraron a oscuras, fingieron una charla trivial antes de volver a la mesa y continuar con la cena como si ningún percance hubiese ocurrido

Lo que ambos no sabían es que Miroku y Sango fueron oyentes de sus sofocantes gemidos.

Fin

Palabras: 999

Notas de autor 2020: ¡Buenas! Sinceramente, este no era drabble que quería publicar, pero como estoy tan feliz luego de ver el segundo capitulo de Yashahime, se los quise regalar. Es uno de mis favoritos.

También un enorme agradecimiento a la página de Facebook "Mundo Fanfics R&I" por recomendar este fic. No me lo esperaba realmente luego de ver todas las recomendaciones que hacen, sentía que no estaba a un nivel adecuado pero literal que me subieron el autoestima ;.;

¡Nos leemos mañana seguramente con "Oral"!

¡Los quiero!

A little spicyWhere stories live. Discover now