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Era lunes, cerca de las 8am y Jimin se encontraba feliz

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Era lunes, cerca de las 8am y Jimin se encontraba feliz.

¿La razón? Pues justamente ese día volvería a la escuela después de un largo fin de semana, y es que no era mucho de extrañar que también quisiera ver a su maestro favorito, SeokJin Hyung.

Si bien era cierto, había pasado esos dos días con Kookie y sus amigos; extrañaba a su profesor.

Además, era el mejor alumno de su clase de artes, no había nadie que pudiera hacer las bolitas de papel crepé mejor que él, como debía ser. A pesar de tener tan solo 8 años era muy exigente consigo mismo, su madre dejaba que destaque sin su ayuda, ya que cuando trataba de darle una mano hacía berrinches.

Una vez listo, salió de su cuarto y bajó a desayunar. Saludó a sus padres, recibiendo un beso en la frente de su madre y una caricia en la cabeza de su padre.

—Hice tu desayuno preferido, cariño. —mencionó su progenitora.

—Gracias, mami.

El pequeño Park tomó asiento en la mesa junto a su padre y con una gran sonrisa comenzó a comer su pancake con unas frutillas que su madre picó para él. No quería llegar tarde a su escuela, nunca lo había hecho y no quería recibir un llamado de atención por eso.

—Entonces, hijo, alguien me dijo que andas queriendo más de lo necesario al hijo de los Jeon, ¿eso es cierto? —preguntó su padre con una sonrisa en su rostro al ver que el chico casi derrama su chocolate por el repentino dato.

La familia Park era una familia de mente abierta, siempre les mencionaron a sus hijos cómo debían ser las relaciones amorosas, con tal de que ambas partes se amen independientemente del género; no hay problema.

El señor Park no tenía que ser un adivino para saber que con el menor de sus hijos y su amigo pasaba algo, incluso lo sabía antes de que su esposa le comentara.

Pero era tan solo un niño, aún no estaba ni siquiera en la edad suficiente como para tener un "noviazgo" o como sea que se llame esa clase de conexión desde la inocencia de un pequeño chico, no quería que quemara ninguna de sus etapas. 

Talvez luego de la escuela hablarían de eso.

—¡Mami, le dijiste! —especuló el niño con las mejillas sonrojadas mientras su madre reía —Te dije que no le contaras.

—Pero es tu padre, lo tiene que saber.

El chico rubio no quería que su padre se enterara, le daba cosita, pero justo ahora se estaba muriendo de vergüenza.

—Tu mamá tiene razón, pero no estás en tiempo de pensar en eso, jovencito. Además, aún orinas tu cama. —rio.

—¡Tuve una pesadilla!

—Ya, ya. Después hablaremos de eso, termina tu desayuno para llevarte a la escuela.

Obediente, el niño se apresuró en terminar su comida, lavó sus dientes y en menos de quince minutos ya se encontraban en el auto, Jimin en la parte trasera y su padre manejando.

Estacionó cerca de la entrada, no habían tocado el timbre, lo que significaba que estaban bien de tiempo.

—Sabes lo que tienes qué hacer, hijo, notas buenas y gran comportamiento.

—Lo sé, papá. ¿Podría...

—¡Hola Mimi! —un chico con cabellera negra apareció en la ventana del auto, interrumpiendo al rubio —Buenos días, señor Park.

—Buenos días para ti también, Jungkook. —sonrió —¿Irás a casa esta tarde?

—Hasta la pregunta ofende, señor. Mi padre dijo que usted me recogería para ir directamente a su casa.

—Ni siquiera se toma la molestia de preguntar. —dijo con un exagerado intento de parecer enojado, causando que ambos niños rieran —Claro, vendré por los dos. Ahora váyanse antes de que cierren la puerta.

Jungkook abrió la puerta del auto para que Jimin salieran, se despidieron del hombre y ambos se dirigieron hacia el interior del lugar. No tuvieron tiempo para hablar, ya que al llegar al salón la profesora yacía en el escritorio esperando a que todos llegaran y saludando a los que entraban.

Al termino de tres horas de clase por fin salieron a su recreo, Jimin como siempre, seguía a Jungkook y Jungkook no dejaba que se alejara de él. Buscaron un lugar apartado para que los gritos de sus compañeros no los molestaran y se sentaron en el piso.

—¿Qué trajiste de comer? —preguntó Kook.

—Mamá me empacó tres sándwiches y un jugo de caja. —respondió mostrando el interior de su lonchera —¿Y tú?

—Olvidé mi comida en casa —rio y rascó su nuca.

El pequeño Park miró con pena a su amigo, pero no dejaría que pasara hambre en el recreo. Arrastró su lonchera hasta que quedó al frente del pelinegro y con sus mejillas rojas ofreció su comida.

—No creo que vaya a comer todo esto, compartamos mi comida.

El niño acarició el cabello del rubio, asintió con la cabeza y ambos se acomodaron para empezar a comer mientras hablaban de cualquier cosa.

No muy lejos de ellos, se encontraba dos de sus maestros mirando aquella escena que solo lograba llenar de ternura el corazón.

Y así, ambos niños pasaron un recreo feliz, Jungkook porque pudo comer de la comida de su pequeño amigo y Jimin porque hizo feliz a Kook.

Y así, ambos niños pasaron un recreo feliz, Jungkook porque pudo comer de la comida de su pequeño amigo y Jimin porque hizo feliz a Kook

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La inocencia de un chico [ Kookmin ]Where stories live. Discover now