La inocencia de un chico [ Kookmin ]

02.

—Estuvo muy delicioso el almuerzo, señora Park. —agradeció Jungkook limpiando el desastre de su boca. Había comido todo con tanto entusiasmo que embarró toda su boca con la salsa de la carne.

—¿Más delicioso que la comida de tu madre? —preguntó con una sonrisa.

—¡No! Mi mamá siempre estará en el primer lugar, pero sí estuvo delicioso.

—Gracias por la comida, mamá. —agradeció su hijo. Se levantó del comedor para llevar su plato al lavaplatos, pero su madre lo detuvo.

—No lo hagas, cariño, yo me encargo de eso, ustedes vayan a la habitación para que puedan hacer sus tareas y luego jugar. —rio.

—¡Gracias, señora Park! Vamos, Mimi.

Jeon tomó la pequeña mano de su amigo con una gran sonrisa y casi se lo llevó arrastrado a la habitación de este último, quién portaba un color carmesí en su rostro y una sonrisa que apenas se notaba.

Los señores Park veían aquel acto con ternura mientras compartían miradas cómplices y sonrisa sinceras.

—¿Qué quieres que hagamos primero? —preguntó al llegar al cuarto y sentarse en la cama del rubio.

—Solo tenemos la tarea que el maestro SeokJin nos dejó, debemos dibujar lo que nos guste.

Jeon asintió, sacó los cuadernos de sus mochilas y se sentaron en el suelo frente a la pequeña mesa que tenía Jimin cerca de su cama.

El pelinegro solo sacó su lápiz y comenzó a dibujar un intento de lo que parecía ser un Braquiosaurio, su pequeño amigo tomó su cartera y sacó los colores que sus padres le habían comprado hace unas semanas, aún los mantenía impecables y completos.

Luego de un rato, Jungkook se cansó de hacer su dibujo y alejó un poco el cuaderno, dejando la tarea a medio hacer.

Por otro lado, Jimin ya casi terminaba, tenía su bracito alrededor de su cuaderno para que Jeon no viera su dibujo mientras sacaba levemente la lengua por el esfuerzo que le ponía a su tarea.

—Ya me aburrí. —suspiró pesado —Déjame ver tu dibujo, Minie.

—Aún no he terminado, espera... —terminó de colorear la última parte de su dibujo y sonrió mirando a Jungkook —¡Listo!

Jeon acercó el cuaderno de su amigo, viendo el dibujo durante unos segundos notó que era él. En el dibujo, Jungkook llevaba su camisa negra con una que otra caricatura, unos jeans grises, unos zapatos cerrados del mismo color que la camisa y su cabello desordenado.

Jimin había tratado de dibujarlo con todo detalle, pero claro que al menos se hizo lo que pudo teniendo solo 8 años.

Al lado de él, se encontró con una bola sin color y con dos palos sobresaliendo de encima de ella, supo de inmediato que era un conejo, así los hacía Jimin.