03.

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—¡Niños! —llamó el maestro de deportes con una sonrisa

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—¡Niños! —llamó el maestro de deportes con una sonrisa.

Los niños corrían de un lado a otro y en diferentes direcciones, a los segundos captaron el llamado del hombre barrigón que decía ser el más atlético de todos y que por eso fue nombrado su maestro para actividad física.

—Hagamos dos equipos: niñas contra niños. Jugaremos "quemados". —sopló el silbato que le colgaba del cuello y de inmediato los grupos se separaron, cada uno a un lado de la cancha. —Las reglas son las siguientes: Cada uno deberá tomar una pelota, quién la tome primero la lanzará a su oponente y si logra darle el oponente está fuera. La idea es que sea un juego amistoso, no quiero que alguien salga herido, el respeto ante todo, por favor.

Una vez que el maestro dejó los balones en la línea de la mitad de la cancha; sopló de nuevo el silbato, dando inicio al juego.

Todos comenzaron a tomar y lanzar balones sin sentido alguno, Jungkook trataba de estar cerca de Jimin para que ninguna pelota los golpeara. De los dos, el pelinegro era el más competitivo y no le gustaba perder en esta clase de juegos.

Al rato, solo quedaban unos cuantos, una pelota iba directo hacia Jeon y rápidamente la esquivó, pero una queja de su pequeño amigo hizo que ignorara a sus demás compañeros. 

Jimin estaba en el suelo, a punto de llorar y con la mano en su nariz, de ahí salía un hilo de sangre demasiado escandalosa.

—¡Jiminie! —corrió hacia él, claramente preocupado.

—Jungkookie, no hagas mucho escándalo, solo fue un golpe. —se quejó una de las niñas.

—¡Fue un balonazo que le pudo partir la nariz! ¡Y no me llames así!

—¡No es mi culpa que esa pulga sea tan débil!

—¡Suficiente! —interrumpió el maestro —Joy, tu cara al tirarle el balón cargaba toda la intención de querer hacerle algo a Jimin, por eso, no saldrás del salón en el recreo y una maestra estará al pendiente de ti. —sentenció.

La niña ignoró al mayor y se fue dando pasos sonoros con sus amigas detrás de ella. Jimin estaba haciendo el esfuerzo por no llorar, no quería parecer un llorón frente a sus compañeros y profesor, pero, sobre todo, no quería verse así frente a su amigo.

El balonazo fue derecho a su nariz, sentía el ardor y el dolor por dentro, y casi grita al ver sangre cuando se tocó la zona afectada.

—Jungkook —llamó —, acompaña a tu amigo a la enfermería. Jimin, si quieres puedes pedir que llamen a tus padres. —aconsejó y se dio vuelta para comenzar a recoger los balones —¡Los demás, vayan al aula y espero no encontrarlos fuera de sus asientos!

Jungkook no se hizo esperar y ayudó a levantar a Jimin como si fuera lo más delicado de todo el mundo, como si en cualquier momento se fuera a romper.

Fue entonces que al rubio se le escapó un sollozo en el camino y rompió en llanto, su naricita ardía y su cabeza comenzó a doler en demasía, algo que se volvió insoportable para el pequeño.

Jeon adelantó el paso y paró delante de su amigo, dándole la espalda para luego agacharse.

—Súbete, Mimi, así llegaremos más rápido a la enfermería y te pondrás mejor.

Y no fue capaz de negarse ante aquella propuesta, subió a su espalda, rodeando su cuello con los brazos, el pelinegro sujetó las piernas de Jimin y apresuró sus pasos para llegar a su destino más rápido.

En poco tiempo lograron entrar gracias a que el chico no era para nada pesado, la enfermera encargada del lugar los llevó a una camilla y allí sentó a Jimin para limpiar y curar su nariz.

—Ya no llores, Jiminie, cuando la enfermera termine pediré por ti que llamen a la señora Park. Cuando acabe la escuela iré a tu casa. —animó.

—J-Joy me golpeó con la pelota y me llamó "pulga". —sorbió su nariz, haciendo un puchero.

—Joy solo tiene envidia de ti, porque eres más bonito que ella. Además, aún somos niños, Minie, tenemos tiempo para crecer. —sonrió tomando su mano.

El chico se sonrojó por el halago, pero no dijo nada. A los minutos, la enfermera terminó su trabajo y antes de volver a su escritorio para informar a la madre del rubio; sacó de su bolsillo dos dulces para dárselos a ambos niños.

Jungkook fue quién los recibió, mientras que Jimin agradeció en voz baja, estaba apenado por a ver llorado frente a él.

—Ahora Jungkookie piensa que soy un llorón.

—No eres un llorón, eres fuerte —admitió —, otro niño en tu lugar hubiera llorado y gritado y ni siquiera se hubiera levantado para venir a la enfermería.

—Entonces, si no soy un llorón debo parecer un payaso, mi naricita está toda roja e hinchada. —cruzó sus brazos y bajó la cabeza.

El pelinegro se levantó de su asiento acercándose a Jimin para quedar frente a él, no importaba las veces que su amigo se sintiera mal por las maldades de Joy; él siempre estaría ahí para volver a dibujar una y otra vez una hermosa sonrisa en su rostro.

—Sip, pareces un payaso y justamente los payasos me dan miedo —se apresuró en seguir al ver a Jimin haciendo pucheros, señal de que lloraría de nuevo —, pero tú serías el primer y único payaso que me gusta, sigues siendo más bonito que Joy aún con la nariz roja.

—¿De verdad? —sonrió, sus ojos consiguieron el brillo que lo caracterizaba. Ahí estaba el Jimin que conocía. Su Jimin.

—¿Alguna vez te he dicho mentiras?

—No. —rio.

—Sé que pronto volverá a la normalidad, y serás más bonito de lo que ya estás. —aseguró.

La campana sonó, otra clase comenzaba y Jungkook debía volver a su salón. Se despidió de Jimin, poniéndose de puntillas para alcanzarlo, ya que estaba más alto debido a la camilla y besó con cuidado su naricita.

—Nos vemos después de clases, Jiminie. —dijo finalmente para salir corriendo antes de que lo regañaran por llegar tarde.

Ahí el pequeño Jimin se dio cuenta de algo: Debía agradecerle a Joy.

Jungkook le besó la nariz por lo ocurrido hoy, su cara y sus orejas estaban cual tomate de cocina y si se pudiera estaría echando humo por lo avergonzado que se encontraba, pero de igual manera portaba una sonrisa ensoñadora y llena de felicidad.

Después de todo, el balonazo no fue tan malo, ¿no?

Después de todo, el balonazo no fue tan malo, ¿no?

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La inocencia de un chico [ Kookmin ]Where stories live. Discover now