La inocencia de un chico [ Kookmin ]

04.

—Ya estoy bien, mami, no soy un bebé. —se quejó.

El incidente del balonazo había pasado hace días, su naricita volvió a como era antes, aunque debe vez en cuando le ardía respirar por ahí, pero fuera de eso, estaba bien. Iba frecuentemente a la enfermería en la escuela, la señora que lo atendió dijo que el ardor sería normal hasta que sanase por completo.

Su madre, como siempre, lo protegía en sobremanera. Hizo un escándalo en la oficina del director, y si no fuera por su padre que la detuvo a tiempo, estaría agarrándose a golpes con los padres de Joy el día siguiente al incidente.

—No, esperaremos a que Jungkook aparezca para que ambos vayan al salón, no pienso dejarte solo. —declaró.

—El maestro SeokJin está ahí en la entrada, me puedes dejar con él en lo que llega Kookie. No quiero que los demás niños me vean contigo, ellos van y vienen solos a la escuela y a mí mis padres todavía me acompañan. —cruzó sus brazos formando un puchero en su boca.

—Es porque yo me preocupo mucho por ti, mi amor. —al no ver respuesta por parte de su hijito, decidió usar su estrategia. Se agachó a la altura de Jimin, lo abrazó y comenzó a dejar besos en toda su carita —¡Aun eres un bebé, cariño!

—¡Mamá!

—Buenos días, señora Park. —se acercó el pelinegro, riendo por los intentos fallidos de su amigo al querer escapar de su madre. —Hola, Jiminie.

Jimin detuvo sus acciones y en vez de seguir tratando de escapar de su mamá; se sujetó de sus ropas para tratar de ocultarse, por culpa de su mamá Jungkook había visto la pequeña escena que armaron.

—Hola, Jungkook, ¿cómo estás? Mi bebé quería que lo dejará solo y lógicamente no lo hice. —trató de aguantar la risa que amenazaba en salir al ver a su hijo querer meterse por debajo de su vestido y esconderse allí —Ahora que estás aquí puedo irme tranquila.

—Claro que sí, señora Park, prometo que no lo dejaré solo de nuevo. —se acercó para tomar la mano de su amigo —Vamos, Minie, se nos hará tarde.

El rubio se despidió de su madre con la mano y dejó que Jungkook lo guiara, tenía la cabeza abajo por pura vergüenza. Sabía que él no le diría nada por su actitud y comportamiento, pero igual siempre le daba pena que lo viera actuar así. Al llegar a su salón se sentaron en sus puestos, eran pupitres unidos para que todos quedaran en parejas, obviamente Jungkook y Jimin quedaron juntos en losprimeros asientos.

—¿Lo ves? Tu nariz está más linda que antes. —sinceró con su mano en el mentón, recargándose de su mesa.

—Bueno, eso está bien. —sonrió tratando de ocultar el pequeño sonrojo de sus mejillas.

A los minutos, llegó su profesor favorito: El maestro SeokJin. Cargaba unas cuantas cajas con el material de trabajo y las dejó en su escritorio, a Jimin casi se le sale los ojos tratando de mirar qué contenían aquellas cajas y Jungkook solo podía reír por lo gracioso que se veía su amigo.