09.

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Al día siguiente, Jungkook despertó a eso de las 8am a causa del calor, no sabía por qué, se suponía que su habitación era fría

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Al día siguiente, Jungkook despertó a eso de las 8am a causa del calor, no sabía por qué, se suponía que su habitación era fría. Se restregó los ojos para alejar la pereza, pero sintió una presión en su cintura y fue como si la mente se le iluminara.

Jimin estaba dormido a su lado.

Sin embargo, notó algo diferente en su amigo: Respiraba de manera agitada con la boca abierta y su frente estaba sudorosa.

Preocupado por su estado, se sentó en su cama y tocó el cuello de Jimin, estaba ardiendo en fiebre. Supo que era por haber dormido quién sabe cuánto tiempo en el suelo.

Salió casi corriendo hacia la cocina y llamó a su madre.

—¡Mamá!

—Buenos días, hijo. —sonrió —En unos minutos estará listo el desayuno, por...

—¡Jiminie está estallado en fiebre! —interrumpió.

La señora Jeon no perdió el tiempo, fue por un termómetro y un jarabe para dárselo al niño, se dirigieron al cuarto del pelinegro y allí encontraron a Jimin sentado en la cama, su cabello estaba desordenado y leves gotas de sudor bajando por su rostro.

—Oh, cariño. —la mujer se acercó para sentarse en la orilla de la cama —Jungkook, hijo, tráeme el teléfono.

Mientras el aludido salía, la señora Jeon tomó la temperatura del niño frente a ella: Tenía 38.7°C.

Cuando el pelinegro volvió con el teléfono su madre ya le estaba dando el jarabe para que le baje la fiebre. Con su celular marcó a la señora Park, informándole sobre el estado del rubio y terminó la llamada con una pequeña sonrisa.

—Mamá, ¿Qué pasará con Jiminie? —preguntó angustiado.

—Lo llevaré a su casa, su madre le está preparando unas cosas para que en poco tiempo se mejore. —respondió, a su vez, limpió el sudor del niño con una camisa de su hijo y lo alzó.

—Quiero ir contigo.

—Tienes escuela —le recordó —, debes darte un baño y arreglarte para que cuando regrese desayunes y pueda llevarte. Quizá después de la escuela puedas verlo.

Jungkook siguió a su madre hasta la puerta de la casa con un puchero y el ceño fruncido ¡Quería cuidar a Jimin y no lo dejaban por la escuela! Para él, era el colmo, su pequeño amigo era más importante que un día de escuela.

—Jungkook, necesito que cuando estés en la escuela le digas al maestro SeokJin la razón por la que Jimin no asistirá a la escuela hoy, lo más probable es que tampoco vaya mañana. —lo miró.

Obligándose a aceptar, asintió con la cabeza. La mujer sonrió, avisando que volvería en unos minutos y antes de que el pelinegro cerrara la puerta notó a Jimin despedirse moviendo su manita y asomando apenas por el hombro de la señora Jeon sus ojos.

La inocencia de un chico [ Kookmin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora