🎪Chapitre VI🎪

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Mi cuerpo dolía y pesaba, sentí la necesidad de levantarme, pero todo me duele. En un forzoso esfuerzo comienzo a removerme en lo que supongo es mi cama y empiezo a abrir los ojos poco a poco.

Lo único que recuerdo es haber estado en el centro del circo siendo humillada y torturada por los imbeciles invitados de Morgan.

Cuando abro mis ojos me encuentro con Harry cambiando unas vendas que estaban por muchos lados de mi cuerpo, creo que éstas rodeaban mis heridas ocasionadas por las acuchilladas. Me incorporé sobre mi cama y la verdad es que me impresionó ver a Harry absorto en curar mis heridas; supongo que habrá notado que me desperté, pero aún así no me dirigió la mirada siguiendo por estar siguiendo con lo suyo.

Al terminar, por fin se digna en levantar la cabeza para verme de forma intrascendente.

—¿Cuánto tiempo llevo dormida?—pregunté y él solo me observó con impasibilidad.

—Dos días—contestó y casi sufrí un ligero vahído en ese instante.

—¿D-Dos días?—repetí anonadada.

—Perdiste mucha sangre y te desmayaste—explicó y estaba que me mordía las uñas de la angustia.

—¿Qué ocurrió después de que me desmayara?—pregunté temiendo por la respuesta.

Él pareció dudar en contestar, pero luego respondió.

—Los hombres que jugaron querían hacer una orgía contigo inconsciente—admitió y sentí como la tensión se me bajó.

—¿E-Ellos me....?—un nudo horroroso se formó en mi garganta.

—No, Morgan no lo permitió. Me pidió que te recogiera, te curará y te cuidara hasta que despertaras.

Sentí que pude respirar tranquila por sus palabras, jamás pensé que Morgan pudiera salvarme de eso, en realidad creí que eso era lo que quería.

Ahora al estar más consciente, detalle mejor mi alrededor y me di cuenta de que no estaba en mi habitación, sino en la de Harry.

—¿Por qué estoy en tu habitación?—interrogue desdeñosa.

—Para poder cuidarte mejor—contestó con apatía—y porque de esta manera no recibiría ningún balazo de parte de Annie.

Solté una risita por su comentario y después me callé de golpe al ver su expresión gélida.

—Eres muy frío—acusé y él rodó los ojos al creer que lo había hecho por mi bienestar.

—Gracias—soltó con sarcasmo.

—¿Crees que la frialdad es una cualidad?—consulté con un mohín.

—En realidad creo que es una resistencia—corrigió mirando hacia la puerta con desdén.

De repente, ésta se abre y de ella entra un hombre con camisa blanca y jeans negros. Él al vernos a Harry y a mí sobre la misma cama, uno frente a otro, alza las cejas y seguido a eso niega con la cabeza.

—Si van a comenzar a coger que sea fuera de mi habitación—replicó peinandose con la mano su cabello oscuro hacia atrás.

Inmediatamente Harry y yo nos separamos asqueados y observamos al hombre que acababa de entrar, éste se sienta sobre una silla frente a su escritorio y enciende una lámpara a su vez. Cuando él se sentó, su camisa le remarca los musculosos de sus brazos y su torso por la presión, dejando a la vista, el cuerpo tonificado del sujeto.

Sus orbes grises se dirigieron hacia un cuaderno que estaba en la mesa y comenzó a escribir cosas en él.

—¿Estás escribiendo en tu diario lo que hiciste hoy?—averiguó Harry y el chico lo fulminó con la mirada.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Where stories live. Discover now