🎪Chapitre XVIII🎪

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Dos de la mañana, la hora en la que varias personas se despiertan de forma misteriosa y no vuelven a conciliar el sueño hasta el otro día, un fenómeno verdaderamente común. Era un tipo de inconveniente frecuente relacionado con perturbaciones del sueño provocadas por la ansiedad, cosa que yo sufría bastante a menudo, y que ahora más que nunca agradecí en tener.

Salí con sigilo de mi habitación, Annie dormía profundamente al igual que todos en el circo.

Caminé rápidamente por los pasillos escabulléndome entre la oscuridad. Traspase varios pasillos terroríficos con puertas oscuras y silenciosas. Corrí cuando me encontré frente a la puerta para viajar a las gradas exteriores y con sumo cuidado observé las ventanas de la larga hilera de cristal que estaba tras la carpa del circo, asegurándome de que nadie me viera.

Atravesé el escenario trasero y me detuve frente al profundo y frondoso bosque tenebroso que se ubicaba detrás de la carpa.

Pasé saliva y a lo lejos divisé un pequeño círculo de luz que se movía. Me adentre al bosque. Anduve entre los árboles con precaución y lentitud. Mi cuerpo tiritaba del miedo como si me estuviera dando un ataque epiléptico. Una brisa fría hizo que todos mis sentidos se congelaran y volviera a dudar de lo que estaba haciendo.

No hay vuelta atrás, ya estoy aquí. Por mamá, por papá, por mi hermana y por Matt.

Sé que puedo con esto.

Retomé el camino nuevamente acelerando mis pasos, permitiendo que el sonido de las ramas que crujían bajo mis pies se quedaran grabados en mis oídos.

Cada vez el círculo de luz se hacia más cercano, pero de repente algo paso frente a mí y me cubro los labios con las manos para contener mi grito. El aire que tenía atascado en mis pulmones sale al ver que era un búho de ojos igual de amarillos que dos brillantes soles en la oscuridad, vagando por la sombría noche.

Al ya estar a pocos metros del círculo de luz, pude identificar una sombra oscura detrás de la iluminación.

—¿J?—mi voz sale más aguda y temblorosa de lo que esperaba.

Unas cuantas hojas crujieron bajo los pies de la persona que tenía frente a mí y ésta alza su linterna de aceite para hacer que mi corazón deje latir por un segundo. Respiro hondo y trato de calmarme al ver la terrorífica máscara de payaso de J.

Él bajó la linterna.

—Ya podemos comenzar—dice con un tono tan mecánico que me recuerda al de un robot y se da la vuelta para adentrarse más al bosque.

Tengo miedo, ¿Y si alguien nos ve?

—¿Y si nos atrapan?—pregunté pequeñita.

—En esta zona del bosque no hay cámaras, Morgan no podrá monitorearnos, además de que puse una grabación falsa para las cámaras de las entradas del bosque para que no la vean—explicó y asentí con la cabeza.

—¿Y si escapamos por aquí?—vuelvo a preguntar y J respira sonoramente.

—La salida está del otro lado y literalmente hay más de cien cámaras vigilando el perímetro, no puedo cubrir todas al mismo tiempo.

—Entiendo—murmuro y sigo sus pasos como un conejito.

Las ramas de los árboles se movían con fuerza y yo solo me limitaba en abrazarme a mi misma por el frío de la noche.

J se detuvo suavemente y yo hice lo mismo a unos centímetros detrás de él.

—¿Cómo me enseñarás a matar?—inquirí con cierta ansiedad en mi tono.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora