🎪Chapitre XXII🎪

799 132 70
                                    

Me muevo en la cama y rodeo algo grande con mi brazo. Me sentía tan cómoda y sumergida en el mundo de los sueños, que casi me da un ataque cardíaco cuando la puerta de la habitación es abierta de un solo golpe haciendo que suelte todo y caiga de la cama directo al suelo.

Morgan se sobresalta somnoliento y mira hacia la puerta muy confundido y luego al suelo en donde yo me encontraba, más perdido aún.

Katie aparece echa una bola de fuego dentro de la habitación y nos señala a Morgan y a mí como el juez de un juicio.

—¡Así que durmiendo juntos!—exclama con hastío—¿Que sigue, eh? ¿Que viva en tu habitación de ahora en adelante?

Morgan se toca la cabeza aturdido. 

—No es muy mala idea—murmura.

—¡¿Qué demonios hacías aquí?!—me espeta acercándose a mí en zancadas y tomándome de la camisa haciendo que mis pies dejen de tocar el suelo.

—Wow, wow—Morgan se levanta igual de perdido que una brújula rota—¿Qué hacías tú en mi cama?—me mira con la resaca martillándole la cabeza—¿nos acostamos?—insinua feliz y ya casi veía el puño de Katie impactar contra mi rostro.

—¿Qué? ¡No!—exclame asustada porque me desfigurara la cara—dormí aquí porque tú me lo pediste y tenías mucha fiebre—explico tan rápido como un trabalenguas.

—¿Así que no hicimos nada?—pregunta de nuevo para asegurar.

—¡No!—trato de zafarme del agarre de Katie.

—Muy bien, muy bien—él estira su cuerpo y se acerca a ambas—suelta—pide tomándola del brazo para que me deje.

—No—gruñe la castaña.

—Sueltala—forcejea Morgan ante la gran fuerza de esta mujer.

—Solo la dejaré sin dientes, será rápido—se truena el cuello y el pánico se apodera de mí, obligándome a patalear como un pescado fuera del agua.

—Déjame—la empujo con mis pies y ruedo por el suelo hasta chocar con la cama.

Me levanto despeinada y me arregló en un dos por tres poniéndome en guardia por instinto.

—Aléjate—amenazo, pero frente a ella yo parezco un pequeño gatito intentando luchar contra un gigantesco León.

Ella relaja sus puño y me mira con superioridad mientras que una sonrisa jocosa se esboza en su rostro.

—No perderé el tiempo peleando con pulgas—escupe con difamación y tuerzo los labios en una mueca.

—¿Qué quieres, Katie? Ve al punto que me está dando una terrible jaqueca—se queja Morgan y la trigueña lo repara con recelo.

—Hay una alerta roja—contesta y puedo ver como el cansado rostro de Morgan se transforma en uno completamente serio.

—¿Cómo lo sabes?—inquiere cauteloso.

—Ha llamado a Isaac hace media hora—explica.

—Mierda—se pasa las manos por la cara.

—¿Alerta roja?—repito perdida.

Katie me mira con soberbia y chasquea la lengua al hablar.

—Son cosas que una niñata como tú no puede saber.

Ruedo los ojos.

—Los quiero a todos en la sala—le ordena Morgan a Katie en tanto se pone la chaqueta de su traje.

—De inmediato—asiente y sale de la habitación, obviamente sin antes darme una mirada de advertencia.

Me quedo de pie junto a la mesa de licores y Morgan se detiene frente a mí, observándome con incomodidad.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Where stories live. Discover now