🎪Chapitre XI🎪

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Salgo a las gradas exteriores, el viento frío de la tarde impacta contra mi cuerpo y me obliga a temblar un poco. Era un día gélido.

Llegué al centro de las gradas, podía contemplar el bosque en su máximo esplendor desde aquí. El extenso cielo azul irradiaba vitalidad desde las alturas.

Mi mente se perdió en la figura que yacía sentada en todo el centro de las gradas, suceso que mis ojos fríos, observaban. Cuanto más caminaba, más me acercaba a la persona.

Los rayos del sol penetraban mucho en esta área, en el corazón del bosque, dejando que mis pupilas miraran directamente como las nubes jugaban a la cuerda.

Muchas personas, encuentran en los bosques encantos misteriosos. Pero yo no, y ahora más luego de esta terrible experiencia. Las grandes espesuras siniestramente negras de este lugar me asustaban, y aún más con aquel silencio glacial parecido al de un cementerio. Todo este fatídico escenario me llena de un pueril terror.

Se alza un viento pesado, y por mi espalda pasa un escalofrío de horror, al ver como la figura se levanta mostrándome sus cuchillos.

Él se acerca a mí y respiro con dificultad cuando se detiene justo a unos escasos centímetros de mi cuerpo, dejándome sentir la dureza de su pecho. Se me seca la boca y alzo la cabeza para verlo asustada y nerviosa.

—¿Estás lista?—preguntó con su típico tono lleno de frialdad.

Asentí con la cabeza.

—Ya todos se fueron, así que podemos comenzar—argumentó alejándose de mí.

Harry caminó hasta el ojo de toro que se encontraba en el centro de las gradas y me llamó para que me acercara.

—Soy un ex knife thrower, así que sé manejar los cuchillos. En cambio los invitados solo harán todo lo posible por clavarte uno de estos en el cráneo—me apuntó con un cuchillo de cierra—te enseñaré a esquivarlos y hasta puede que llegues a tomarlos entre tus manos así como hiciste en el show pasado.

Comencé a asentir con la cabeza y él empezó a caminar en círculos mientras yo lo seguía desde atrás como una niña pequeña.

—A partir de ahora no habrá nada de comidas exóticas, solo comerás huevos y espinacas—dijo e hice una mueca de desagrado.

—¿Y en qué me ayudará comer huevos y espinacas?—inquiero arrugando la nariz.

—Estos alimentos son altos en tirosina, un aminoácido no esencial que mejora la transmisión entre el cerebro y músculo, pero además es un activador de la dopamina y la adrenalina.

Solté un bufido por lo bajo.

—También deberemos mejorar tu visión periférica. Este tipo de visión nos permite abarcar un ángulo de 180º y hace que, a pesar de que estemos mirando a un objeto que tenemos delante de nosotros, podamos ver lo que está a nuestro alrededor.

—Suena difícil—murmure.

—No lo es, solo debes comenzar a prestar más atención a los objetos que están en tu ángulo periférico, así podrás aumentar tu capacidad cognitiva y a la vez estar más preparada para la percepción de los cuchillos.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—consulté y él asintió—¿cuantos cebos han sobrevivido a estos juegos?

—Eres la primera que ha sobrevivido a más de uno—admite y tomé eso como ventaja—pero eso no te asegura que a la tercera vayas a sobrevivir.

The Circus of the Forest  [Bilogía Circus #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora