𝑽𝒊𝒏𝒈𝒕-𝑪𝒊𝒏𝒒

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Los enamorados ya llevaban miles de citas, no se habían querido un cortejo, ellos ya sabían que el otro era lo mejor que podría existir jamás.

Pero eso no importa por ahora.

Hoy era 22 de Agosto, uno de los más importantes del año.

Era el cumpleaños del pequeño Jules, el bebé de la familia.

Era el día en que un valiente omega trajo al mundo a una nueva estrella que iluminaría el mundo de manera maravillosa; un alfa que sin duda sería de los más amados, de los más afortunados por tener y crecer rodeado de una familia que siempre lo apoyaría.

Jules podría significar "Juventud" para el resto del mundo, pero para sus padres significaba el mundo entero, el amor que sentían por él era inexplicable, el sentimiento emanaba desde lo más profundo de su ser, volviéndolo abrumador, el pequeño iluminaba su mundo, haciendolo un lugar mejor; jamás se cansarían de vivir, si eso significaba que tendrían la sonrisa de J todos los días al despertar.

Harry estaba tan agradecido con Alessandro por haber traído a ese brillito al mundo.

Y Louis, Louis solo quería echarse a llorar como buen alfa, porque su bebé ya no era más un bebé, ya no lo necesitaba para alimentarse ó para dormir; eso lo llenaba de orgullo pero al mismo tiempo de tristeza.

–¡Mamá!– el grito de J retumbó por la casa, erizado los cabellos de la nuca de H.

Harry estaba preparando el desayuno con ayuda de Louis y Camille para darle una sorpresa al más pequeño de la familia. No le importó dejar los panqueques en la estufa y caminó lo más rápido que pudo hasta su recámara.

–Mamá– Jules sorbió su roja naricita –Pipí –lloró mas fuerte, viendo como las sábanas se la cama tenían una gran mancha justo debajo de donde el estaba sentado.

No quería que su mamá le pegara o que lo dejara mojado, como lo solían hacer sus maestras.

Sin embargo, Harry no estaba molesto, sabía lo mucho que le estaba costando a J dejar el pañal.

–Oh cariño, tranquilo corazón– lo cargó sin importarle qué su pijama se manchara de orina –Vamos a darte una ducha.

Lo bañó con cuidado, tallando su cabellito dulcemente –Deberiamos cortarlo un poco ¿no crees?

–No

Harry rió levemente, no sabía que era lo que había alterado tanto al cachorro pero quería que lo olvidara.

Terminó de bañarlo, le estaba poniendo su bóxer morado cuando  el niño gritó –¡No!¡no!¡no cabzón!–lloriqueo fuerte.

–Pero cariño, necesitas usarlo, mira es morado, como tu color favorito – lo abrazó –¿Eres el niño grande de mamá cierto?

–No– frunció su ceñito –bebé– se señaló a si mismo –mamá– señaló a Harry.

–Pero hoy cumples 4 años ¿verdad?

–S-si

–Hay que usar calzón ¿de acuerdo? Si tienes otro accidente, estará bien, yo no me enojaré, tomaremos una ducha y lo intentaremos hasta que no haya más accidentes ¿Vale?

–Vale– recibió un besito en su mejilla y se dejó vestir, usó una playera morada que tenía una flor sonriente en la bolsita del pecho y una bermuda color beige con una calcetas altas lila y sus converse cafés.

–¡Feliz Cumpleaños Jules!– los tres alfas mayores gritaron cuando el menor entró en la cocina.

La mañana fue tranquila, feliz en general.

"Lovie" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora