Capítulo 16

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Alexandra

Llegó el día.

Mis tías sonríen melancólicas. No esperaba que me fuera a costar tanto despedirme, pero me he vuelto bastante unida con mis tías en estos días.

Les dejo un beso en la mejilla y las apretujo en un cálido abrazo dejándoles saber lo bien que me hicieron sentir.

Minutos más tarde me muevo al puesto de mis nuevas amigas. No lo niego, las hermanas de mi madre se sorprendieron cuando Wendy y Rosie entraron por la puerta.

La asiática me mira raro cuando me pego a abrazarla.

—Fuiste mi hada madrina —, le dejo saber— Me usaste como tu maniquí y debo decir que amé el resultado.

—Me quedaría más tranquila sabiendo que perfeccioné algo más que tu físico.

—Sí lo hiciste—, Sonrío— Me has dado mucha más confianza en mí misma.

Juro que no mentía; desde la entrada al club, los juegos, la transformación, el gimnasio...Todo. Wendy me dio un arma vital en mi nuevo juego de supervivencia: Atracción.

Era eso.

Mientras  aprendiera a manejar la técnica de seducción tendría el camino libre.

Mientras mi sensualidad hipnotizara, mi belleza hechizara y mi astucia doblegara, yo ganaría la partida

Todo se armaba cual puzzle en mi cabeza, pero yo no era una mujer experimentada, no sabría cómo manejar tales armas.

Era una niña que apenas comenzaba a vivir y la información que mi cerebro recopilaba parecía en otro idioma.

«Ahí está todo, Alexandra, sólo úsalo»

Jamás la asiática entendería lo que sus palabras indiferentes podrían llegar a transmitirme.

Ya tenía las herramientas, sólo que aún no sabía cómo emplearlas en mi labor.

—Ya debes irte— Así de afectuosa fue la despedida de Wendy.

Caminé hasta estar lo suficientemente cerca de Rosie como para contarle un secreto.

—Él es un tonto— Le susurro bajito y sonríe nerviosa, supongo que se esperaba que en algún momento yo sacara el tema.

—Lo es— Termina por asentir, sus ojos cristalizados a causa del dolor que intenta retener.

—No merece que una chica tan linda como tú llore, tenlo presente.

—Alexandra.

—¿Mhm?

—Gracias por guardar el secreto— Sonríe y termina abrazándome.

Siempre pensé en Rosie como la chica responsable y mamá del grupo, pese a que no era santa paloma, en el fondo no me daba la vibra de ser una chica callejera.

ALEXANDRA PIMENOVAWhere stories live. Discover now