Capítulo 17

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  Pleitesía

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Aaron.

  Pocos son los metros que debo conducir para encontrarme justo frente a la verja de mi humilde morada. La casa de las Miller no se haya ni a media cuadra de distancia.

Me adentro en la casa, aseguro las puertas y me desabrocho la camisa lanzándola al sofá.

Cuando me acerco a la nevera hallo la nota de mi madre sobre su visita a los Grayson.

«No entiende que tiene que estar de reposo»

Esa enfermedad hace que se le hinchen las piernas, no puede andar caminando tanto.

Ignoro el maldito papel y  salgo al patio a fumarme un cigarrillo.

Sentado, recuesto la cabeza a la pared y doy profundas caladas.

«Demasiado estrés»

Las últimas semanas han sido una mierda, encima los médicos me han sacado hasta el último centavo y además debo separar el dinero del mes.

Mi madre, al igual que Irma, forman parte del servicio social y las ves trabajando por aquí y por allá, el pago da para vivir perfectamente en un sitio tan básico como este, donde no se malgasta el dinero en modas ni nada de eso.

No obstante, siempre que vengo le dejo un dinero extra para que ella y mi hermana estén más cómodas.

El tema de mi madre me está quitando el sueño, pero también está ella.

  Agarro mi billetera y saco la pequeña foto que siempre llevo, la tomo entre mis dedos y repaso las facciones de su rostro.

«Una diosa»

  Hermosa es una palabra demasiado pequeña para lo que en verdad representa esta chica.

Para mí siempre ha sido una jodida obra de arte, nunca he sabido mirarla de otra forma.

Me hipnotiza tanto con sus ojos, sonrisa, cuerpo...Todo de ella es perfecto.

  Aspiro profundamente mi cigarrillo antes de expulsar el humo y dejar mi tabaco lo suficientemente cerca de la foto como para dejarle un hoyo.

«Ella también me estresa»

  A veces quisiera matarla por tener este efecto en mí, pero no puedo, porque sin ella respirar se me dificulta.

Regresar y encontrarme con Alexandra me dejó un sabor extraño en la boca. Jamás podré entender cómo pudo cambiar tanto en unos meses —quizás más— al grado de parecer tanto una mujer.

La mejor amiga de Ann es y siempre ha sido hermosa, no obstante, jamás se podría asemejar a ella.

  Soy tan esclavo de su poder, de su belleza, que se me hace imposible mirar a otra mujer igual.

Hoy necesité ese hombro que mi divinidad no pudo ser para mí, esa fue la función que tuvo Alexa en esta historia.

  Alexandra será una reina, pero ella es una Diosa imposible de destronar.

La puerta suena con la llegada de Ann, y con ese pensamiento en mi cabeza, apago el cigarrillo y deposito un beso en la imagen de mi mujer.

XXXXX

¿Qué decimos? ¿Good bye Aaron o Bienvenido al juego?

MOMENTO DE APRECIACIÓN PARA MI NUEVA JOYITA

MOMENTO DE APRECIACIÓN PARA MI NUEVA JOYITA

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LA TAZA SUPREMACY!

ALEXANDRA PIMENOVAWo Geschichten leben. Entdecke jetzt